Una frase puede resumir la situación: “No hay ningún arreglo, todo sigue como estaba”. ¿Y cómo estaba? Los equipos pueden tener la cantidad de mexicoamericanos que deseen, y así seguirá la situación en las próximas semanas.
Después de un agotador primer día de Asamblea de Presidentes, donde se aprobó la llegada de León y Durango, temas respecto a los playoffs, la venta de los Acereros de Monclova o que el Juego de Estrellas no determinará la ventaja de localía para la Serie del Rey, llegó el tema más temido: los mexico-americanos.
Desde que meses atrás se crearon dos bandos, uno a favor que se mantuviera libre la cantidad de peloteros que un equipo podía tener en su roster, considerando que también son mexicanos; y otro a que se les pusiera un límite para evitar casos como el de Tijuana, que llegó a tener más de 10 al mismo tiempo.
Después de reuniones previas en Washington durante los Winter Meetings, todo parecía estar arreglado: se aceptaría que hubiera seis peloteros extranjeros y nueve mexicoamericanos. Pero la aparente tranquilidad con la que se llegaba al segundo día de Asamblea desapareció cuando dos de los presidentes cambiaron su postura.
En menos de media hora de reunión se pidió un receso para reagruparse. La incertidumbre se apoderó del lugar. Se sabía que todo estaba detenido, que no había arreglo y que difícilmente lo iba a haber, intentaron reunirse de nuevo para solucionar las cosas, pero nada.
El bando que quiere bajar el límite de mexicoamericanos cerró su postura, y de ahí no se movió; el otro, que había aceptado tener un límite en la cantidad, no iba a aceptar algo menor a nueve.
¿Qué sigue? Esperar a que pasen los días para que se den algunas llamadas con las que se busque que haya reuniones extemporáneas para aflojar los nudos que ahora están sumamente tensos.
Ahí se pueden encontrar acuerdos previos que en la siguiente Asamblea de Presidentes se tendrían que hacer oficiales, para dejar lista la temporada 2017.