Febrero representa un mes atípico, al menos, para la mayoría. Son días en los que la cordialidad y la amistad son pilares...
No fue el caso para Pumas, que a lo largo de las anteriores semanas sumó cinco partidos, entre Liga y Concachampions, sin conocer la victoria, pero más allá de los números, en cada encuentro, aunado a ir de más a menos, la defensa del cuadro felino dejó en claro que es la línea más endeble del esquema de Paco Palencia; Universidad recibió once anotaciones, una cada 24 minutos, en los últimos 450.
A lo largo del mes del amor, Pumas se enfrentó a Pachuca, Monterrey, Tijuana, Tigres y Querétaro, que tienen un punto diametral en común: estas escuadras basan su juego y efectividad en la verticalidad y velocidad que ofrecen sus ataques; lo mencionado fue el talón de Aquiles de los del Pedregal. La zaga central, conformada por Darío Verón y Gerardo Alcoba, si algo padece es precisamente a los rivales ligeros, y no se diga de Josecarlos Van Rankin y Alan Mendoza, tardíos en cualquier mano a mano.
Febrero también concluyó colocando al conjunto auriazul como la segunda peor defensiva del Torneo Clausura 2017, con 13 anotaciones en contra, y diez, sumadas a lo largo de las más recientes cuatro semanas… Aunque no es la primera vez que la defensa puma recibe once anotaciones en un mes; en agosto del año anterior, al empalmarse Liga y Concachampions, los felinos, en seis compromisos, carecieron de estabilidad atrás y les encajaron la cantidad mencionada.
En la actualidad, sobre todo ante Monterrey, Tijuana y Querétaro, los sinodales dejaron en claro que la crisis es un sinónimo que puede emplearse cuando se refiere a la defensa de Pumas. Frente a los Rayados, Alan Mendoza perdió su marca (Yimmi Chará), que prolongó con un cabezazo a Dorlan Pabón, y este, con la complacencia de Verón, fulminó a Alfredo Saldívar; a los pocos minutos, en un desdoble, lo que más adolece el equipo, Pablo Jáquez y de nuevo el central paraguayo conceden metros para que el propio Pabón consiga un doblete.
Se viviría una historia similar ocho días más tarde, pero en Ciudad Universitaria. Pese a que Pumas conseguiría el 3-3 al final, los tres tantos de Tijuana y el dominio del cuadro fronterizo volvieron a exhibir a la defensa. Al 23’, Avilés Hurtado recuperó una pelota que Darío Verón dejó a medio camino en una pared con Alejandro Palacios y la bombeó metros antes del área chica, inaugurando el marcador; Víctor Malcorra conseguiría el segundo, ante la nula marca de los centrales y con un disparo potente y cruzado; instantes después, Guido Rodríguez aprovechó la misma displicencia, para conseguir un tanto que parecía una calca del anterior.
Contra Querétaro, con todo el romanticismo que implicaba tener de frente al equipo de Jaime Lozano, Pumas volvió a ser ese cuadro que no aprovecha sus ventajas en el marcador y que intenta salir jugando, cuando en defensa cuesta demasiado hilvanar dos pases seguidos. A pesar de ir 0-1 en la pizarra, los Gallos Blancos labraron el empate a base de insistencia. En un balón detenido, Ángel Sepúlveda, dentro del área enemiga y con sociedad de Gerardo Alcoba, que solo observó, definió para vencer al Pikolín. Vendría lo peor.
Alcoba saldría en sustitución de Pablo Jáquez y al juvenil le esperaba una exhibición para el olvido, de esas que le ayudarán a madurar o hundirse. Primero, al 44’, y con escasa técnica de golpeo, otra vez en táctica fija, convertiría un despeje con la cabeza en autogol (2-1)… En el complemento, el que es considerado el relevo de la zaga, perdería un mano a mano con Emanuel Villa, para que el argentino consiguiera el 3-1. El Tito había ganado por oficio y enjundia. Y faltaba más. Camilo Sanvezzo, que acababa de entrar, definiría cruzado un taconazo de Yerson Candelo, que dejó petrificados a Verón y Jáquez. 4-1, pese a la reacción de Universidad.
Y si hay alguien que ha vivido de cerca la debacle de la defensa, ese ha sido Abraham González, que actuando como líbero, delante de la línea de cuatro zagueros, ha presenciado la caída de su marco una y otra vez; sin embargo, el español consideró que han sido un cúmulo de coincidencias las que les han mermado en este sentido y justificó a los suyos: “No hemos merecido tantos resultados irregulares; se podría decir que no hemos tenido suerte”... La realidad es que Pumas tiene una defensa kamikaze.
El equipo tendrá varias oportunidades para salir adelante, comenzando en Concacaf, donde se juega un volado ante Tigres; en el torneo local, los tres enemigos inmediatos se asemejan a los que propiciaron el gris febrero: este domingo, Santos visita CU; una semana más tarde, los felinos acuden al Jalisco, para medirse al Atlas y a mediados de marzo, llega el momento de enfrentar al antagonista principal: América.
RETROCESO DE CINCO AÑOS
Las cifras sentencian a Pumas. Contabilizando el total de partidos en la era de Paco Palencia (32), el equipo completa 48 anotaciones en contra, convirtiéndose en la defensa que más tantos ha permitido en los últimos cinco años. En idénticas circunstancias, ni Memo Vázquez (43), José Luis Trejo (32) o Antonio Torres Servín (35), tenían números similares. Los felinos se encuentran al borde de una situación que podría comenzar a olvidarse este miércoles, si vencen a Tigres en la Concachampions, pero que también podría incrementarse en caso de su eliminación.
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