Bien hizo Paco Jémez en frenar toda la euforia que la buena racha del equipo había provocado. "No hemos hecho absolutamente nada", dijo el entrenador el viernes y su Cruz Azul le dio la razón un día después con un empate sin goles ante Tigres, que ayuda muy poco, o mejor dicho nada, en su carrera por meterse a la pelea por la Liguilla.
Lo sabía bien Paco, el buen momento se había generado en la Copa, creando una ilusión de que en la Liga pasaría lo mismo, pero no es así. En este territorio la cosa es diferente. Cruz Azul no despega y el Clausura se le empieza a esfumar. 10 puntos en diez juegos, sin la capacidad de lograr dos victorias consecutivas en Liga.
Y es que La Máquina empieza a tener dos caras: la contundente y eficaz en el torneo copero, así como la atrabancada y desesperante de la Liga. También esto se puede ejemplificar bien con Martín Cauteruccio, capaz de hacer un triplete a mitad de semana y dar tintes de ser ese delantero matón que necesita el equipo, pero días después vuelve a ser el atacante errático y sin puntería que ha sido todo el semestre.
Pues bien el punto no ayuda mucho ni a Cruz Azul ni a Tigres, ambos planeados para pelear arriba, pero su mal torneo les ha obligado a intentar sobrevivir con los de abajo.
PAREJO DE PRINCIPIO A FIN
Un choque de fuerzas niveladas es lo que se presenció en los primeros 45 minutos. Ni Cruz Azul ni Tigres lograron inclinar la balanza a su favor; ambos tuvieron sus llegadas, más por el lado de los locales, pero sin la contundencia para abrir el marcador.
El primero en avisar fue Tigres con un tiro de larga distancia de Luis Quiñones que detuvo bien en el fondo Jesús Corona. Cruz Azul respondió casi de inmediato con un centro de Martín Rodríguez a la posición de Cauteruccio; sin embargo, el uruguayo saltó antes y apenas pudo impactar sin peligro la pelota.
Tres minutos después, pero ahora por sector derecho, fue Richard Ruiz el que le puso un pase medida a Martín, pero otra vez el atacante se precipitó en su remate y más cuando su marcador ya se había entregado.
Al 15' Tigres tuvo la más clara el primer lapso, en una descolgada de Jürgen Damm, quien recibió una pelota en buena posición por parte de Eduardo Vargas y se enfiló rumbo al área, en el mano a mano superó a Corona con un recorte, pero en ese movimiento alargó tanto la pelota que permitió que la zaga se recuperara.
Pero los felinos habían dejado claro su intención de aprovechar la lentitud de la defensa de La Máquina, ya que en otra acción Luis Quiñones y Jesús Dueñas por poco toman mal parada a la última línea celeste, que alcanzó a salir a tiempo para provocar el fuera de lugar.
Después de esas intentonas el partido cayó en un bache en el que ningún equipo podía imponer condiciones. Este letargo se interrumpió con el tercer centro que desaprovechó Cauteruccio en el área, estaba claro que el uruguayo no estaba para nada fino.
Al 50', ya en el segundo tiempo, llegó la jugada polémica, cuando Chaco Giménez recibió un balón en el área y fue derribado por el ‘Chaka’ Rodríguez, un penal que el silbante Fernando Hernández no marcó.
Pero ahí estaba el juego, que se empezaba a inclinar del lado de Cruz Azul que salió con mayor vehemencia al ataque, al grado que al minuto 56 estuvo muy cerca del gol cuando Chaco se combinó con Cauteruccio y éste, con el tiempo de acomodarse en el área, voló su disparo, además del otro lado estaba Rodríguez sin marca, pidiéndole la pelota.
Otra vez el guión se repetía. Una Máquina volcada, con la urgencia de encontrar el gol, pero sin la puntería necesaria. Además, otra vez empezaban a surgir los espacios en la zona de atrás, como el que casi aprovecha Quiñones con un tiro que pasó rosando el poste de Corona.
Jémez movió su banca sacando al Cata Domínguez y metiendo a Aldrete, y después le dio su oportunidad a Jorge Benítez por el errático Cauteruccio. Una tarde para el olvido para el uruguayo que así como fue capaz de marcar un hat-trick a mitad de semana, ahora se cansó de fallar varias opciones.
Del campeón ya no había tantas noticias, más sujeto a defender que a atacar. Gignac pasó desapercibido, lejos del área, muchas veces pegado a la banda y otras veces partiendo desde la mediacancha. Tampoco Vargas fue referente y acabó siendo removido para darle entrada a Ismael Sosa.
Así se fue diluyendo en tiempo. La claridad empezó a escasear y el juego entró en el terreno exclusivo de la voluntad, en la que tuviera más agallas saldría con los tres puntos o terminaría imponiéndose la igualada.
Lo intentó Benítez con un disparo raso al que Nahuel llegó sin problemas. Luego Tigres tuvo la suya, en un desborde de Quiñones que terminó en un derechazo que Corona tapó de manera providencia. De nueva cuenta el portero hacía una atajada clave.
Y el partido se encendió cuando un balonazo le cayó a Gignac con campo abierto y toda la ventaja para fusilar a Chuy, pero ahí apareció el Chaco con un endiablado pique que le recortó metros al francés y terminó por quitarle la pelota, en una acción que toda la fanaticada cruzazulina festejó como si fuera un tanto a favor.
Pero Tigres se encendió y buscó ganar el juego en los últimos instantes, con arribos que pusieron nerviosa a la zaga celeste. Pero tampoco le alcanzó y ambos equipos se fueron con un punto que no les ayuda mucho en esta pelea que tienen por recuperar todo el tiempo que han desperdiciado en el torneo.