Pese a su evidente mayor calidad, el West Ham fue incapaz de poner en ningún momento el punto de pausa necesario a su juego para aprovechar el talento de jugadores como el brasileño Felipe Anderson, el ucraniano Andriy Yarmolenko o el francés Sebastien Haller.
Una circunstancia que condenó a los "hammers" a un continuo correcalles que sólo podía beneficiar a un Aston Villa, que a base de empuje gozó de la mejores ocasiones para inaugurar el marcador.
De hecho, los locales rozaron el gol en un potente disparo del centrocampista escocés John McGinn en el último minuto del primer tiempo que obligó a lucirse al guardameta polaco del West Ham Lukasz Fabianski.
Una dinámica que no varió en el inicio de la segunda mitad, en el que el Aston Villa volvió a gozar de otra buena oportunidad en otro disparo lejano de McGinn que se marchó fuera por muy poco. Ocasión que avivó todavía más si cabe la intensidad del conjunto local, que con su juego directo y sin pausa se adueño por completo del partido.
Un inesperado guión que Manuel Pellegrini intentó cambiar con la entrada al terreno de juego a los 62 minutos del español Pablo Fornals en sustitución de un gris Yarmolenko.
Pero la expulsión, cinco minutos más tarde, del lateral congoleño Arthur Masuaku acabó con cualquier posibilidad de reacción de los visitantes, que se condenaron a un incierto final de partido.
Sin embargo, cuando todo parecía más favorable para el Aston Villa, los de Dean Smith cayeron víctimas de su propio ímpetu, lo que les impidió aprovechar su superioridad numérica para crear oportunidades claras de gol.
Y cuando lo logró, las prisas impidieron a los locales aprovecharlas como en un forzado remate de Jack Grealish a los 88 minutos en una jugada que parecía destinada al gol.
El defensor paraguayo Fabián Balbuena no fue titular, pero tuvo minutos sobre el final.