Un ejemplo más nos ha dado hace siete días el deporte, en la disciplina del balompié, y ¿cuál fue ese ejemplo? El del conjunto ecuatoriano de Independiente del Valle, plantel que mostrando una mentalidad ganadora construyó en cada encuentro, por la Copa Sudamericana, su fuerza mental para poder vencer a sus dignos rivales en el trajín de la insigne competencia en el 2019.
¿A quién conquistó? Al mundo del fútbol, al periodismo y al hincha; mientras que cientos de páginas ya escritas y las que están por publicarse resaltarán con aires de relevancia el título/corona de la Copa Sudamericana conseguido en un país futbolizado como lo es Paraguay y ante un conjunto con numerosa hinchada en Argentina como lo es el Colón de Santa Fe. Tal festejo y vuelta olímpica jamás serán borrados de nuestras retinas; un equipo sin ser ídolo golpeó y aún sigue sonando.
¿En dónde nació el éxito de esta corona sudamericana? Radicó en un plan serio y muy bien analizado, con evaluaciones micro y macroaplicadas desde las etapas formativas hasta la plantilla profesional, por personas/profesores/técnicos conocedores, trabajo que el país futbolístico lo viene observando/aplaudiendo hace diez años. Todo plan encaminado hacia un norte claro y preciso tiene un aterrizaje victorioso.
Aplausos y elogios. ¿Para quiénes? Para los directivos y en especial a Michel Deller, quien sencillo y sin poses ha demostrado que sabe manejar negocios y áreas en el deporte; para su cuerpo técnico, en donde el profesor Miguel Ángel Ramírez descubrió las virtudes de sus deportistas y con sapiencia en las tablas de trabajo conquistó la cúspide con ese título glorioso e histórico; para sus jugadores, verdaderos obreros en la cancha, combinados por una juventud ansiosa de la presea dorada y una veteranía que inculca que con una buena preparación invisible se puede jugar al fútbol profesional hasta los 40 años.
¡Aplausos y glorias para Independiente del Valle!
No más palabras... (O)