“Cuando todos los niños se iban a probar en Cerro Porteño o Nacional, yo decidí ir a la escuelita de fútbol del Presidente Hayes”, cuenta Mario Eduardo Villasantti Adorno, (37 años) quien vivía desde infante en el barrio Tacumbú.
Con 16 años, siempre en el Fortín de las Estrellitas, pero como tercer arquero del plantel principal, en ese momento su club ya disputando en Primera División, se sentía consolidado más allá de ser suplente. Pero en un par de semanas su suerte cambiaría. El guardametas titular Wilfrido Azar, sería sometido a cirugía en la rodilla y el segundo arquero resentiría una lesión, fue ahí la gran la oportunidad de Villasantti para debutar en primera, recuerda y así lo expresaba: “Recuerdo perfectamente aquel día, fue el 24 de marzo 1998. Jugábamos contra Libertad, en su cancha. Ganamos 1-0 y tape un penal. Para mí fue un sueño, de joven uno no dimensiona pero en ocasiones me pongo a pensar y siento orgullo, realmente es algo que te marca en la vida”, rememora con alegría.
Ya aplomado Mario, fichó con el equipo de Tacuary, donde estuvo por año y medio (2003-2005), su siguiente club sería el club Fernando de la Mora en el 2005, donde jugó medía temporada y la otra mitad del 2006 la disputó en el Sportivo Iteño. El segundo semestre del 2006, sería una de sus peores temporadas, terminaba descendiendo con el club Fernando de la Mora. Pero era impensado que sería la ante sala a su año histórico, no solo para él, también para toda una república (Luque).
PASIÓN Azul y Oro. En el 2007 fichó en Sportivo Luqueño, acompañado de un plantel mágico que llegó a la gran consagración del campeonato Apertura de ese año. Consultado paralelamente a lo futbolístico, cuales fueron esos factores que lleva a un plantel al campeonato.
Pasa mucho por el lado sicológico, en Luque a uno se le pega el sentido de pertenencia. Me acuerdo que concentrábamos bajo las graderías del club, pero estábamos mejor que un Hotel de 5 estrellas. Todo era azul y amarillo (sonríe), las frazadas, la mesita de luz era del chanchito de barro, las ventanas. Y lo más importante el público, es efervescente. Para ellos Luque es lo mejor del mundo y le regalamos esa alegría.
Una anécdota que comentó Supermario: “De tan fanático que me volví, pinte una parte de mi casa en Azul y Oro”, comenta.
Después de aquel 2008 fue a Chile en el Audax Italiano por un año, después volvió al Sportivo Luqueño, pero el plantel ya no era el mismo que había logrado el título. conseguido el título. Los referentes ya había emigrado a otros clubes.
Hasta el 2011 perteneció a su querido Kure Luque, para comenzar una nueva faceta futbolística en Perú, país que no solamente lo acogió en lo futbolístico también se nacionalizaría.
En el 2012, el Ayacucho FC, sería su club, recordaba Mario que su estadía en Perú, no iba a ser tan prolongada, pero por el contrario llegó a nacionalizarse para no ocupar la famosa plaza de extranjeros. A la par de lo futbolístico siempre dedicaba su tiempo al estudio. “Estudié periodismo, sicología, gerenciamiento deportivo, en una de las universidades más privilegiadas del Perú”, recordó. Atendiendo que en Paraguay, ya se había recibido como abogado, en el año 2009, fue en la Universidad Nacional de Asunción, donde culminó sus estudios.
Hasta el año pasado jugó en el Cianciano peruano, actualmente instalado en Paraguay, no descarta seguir jugando a nivel profesional. Pero señaló que, “Me veo en la faceta de dirigente deportivo, ojalá sea en mi querido Luque, gracias a los estudios que he realizado para tal efecto“, finalizó.
“Jugábamos desde niños los torneos de barrio con Julio dos Santos y Achucarro, fuimos una camada sensacional”.
“Fui compañero de Roque Santa Cruz en el Colegio Nacional de la Capital, no estudiábamos luego, todo el día jugábamos fútbol”.