En todos los capítulos felices de los últimos 50 años de la ‘U’ está él. Y aunque no seas futbolero, y no vayas a la tribuna los domingos, el nombre del doctor Jorge Alva es absolutamente familiar: porque alguna vez atendió a Chumpitaz con Perú, porque alguna vez acompañó a Hugo Sotil a una operación en Buenos Aires; porque él fue quien le dio el oxígeno al Beto Carranza en esa tarde de Cerro de Pasco. El sábado, antes del clásico que ganó Universitario 3-0 a Alianza, el club crema lo homenajeó por su trayectoria: 50 años de trabajo por el deporte peruano. Pero en el reconocimiento había algo más. El estadio donde se iba a jugar ese partido nació a partir de una iniciativa personal, en 1989.
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“Es verdad. Fui yo quien, en el año 1989, en una visita con la selección peruana, pude conocer el Monumental del Barcelona de Guayaquil, Ecuador, y contacté con el promotor de dicha obra. Yo soy hincha de la 'U' y siempre teníamos la idea del estadio propio”, dice él, más de 20 años después. ¿Quién es este hombre? Nada menos que el ingeniero Walter Lavalleja Sarries -que ya había trabajado en la construcción del estadio de Alianza Lima-, quien de inmediato aceptó sumarse al futuro proyecto de lo que sería el estadio de la ‘U’.
El doctor Alva llevó los planos al presidente de Universitario de entonces, Jorge Nicolini, quien con el ex titular de la FPF Nicolás Delfino, compraron el terreno y luego vino el proceso que terminó con la inauguración del Monumental, en el 2000, en el gobierno de Alfredo Gonzales. El resto es historia conocida.
El doctor Alva participó de 14 títulos con la ‘U’, de 7 subcampeonatos y formó parte del comando técnico de la ‘U’ en la Copa Libertadores 1972, con Roberto Scarone como entrenador, tan revisada por los hinchas cremas. Pero quizá la historia de Universitario le reserve un espacio especial para siempre, por este episodio del Monumental que aquí contamos.