Guillermo Sanguinetti y Matías Duffard tienen mucho en común. Ambos son uruguayos, están a un punto de salir campeón de Ecuador y también le guardan mucho cariño a Alianza Lima.
El primero lo dirigió y levantó la Copa del Inca en el 2014, bajo un estilo criticado por una corriente que afirmaba que su filosofía atentaba contra las raíces del juego íntimo. En cambio, el segundo se empapó de la historia de ‘Los Potrillos’ a inicios de año, porque era una opción para reforzar al cuadro de Pablo Bengoechea.
Hoy, los ‘charrúas’ están a solo un punto de ser campeones nacionales por primera vez en sus respectivas facetas. Sanguinetti, alejado de la elegancia; y Matías, más cerca del convencimiento de un estilo. Ese mismo que fue juzgado, porque en Perú todavía se vive enamorado de las ‘huachas’ de ayer.
¿Qué hay detrás de este buen equipo de Guillermo Sanguinetti?
El profesor le inyectó al equipo esa humildad y armó un buen grupo. Estamos convencidos de que somos un gran equipo.
¿Cómo es ese camarín con el profesor?
Es un hombre que tiene mucha experiencia. Fue futbolista y te dice cómo son las cosas dentro y fuera de la cancha. Además, le da mucha alegría al grupo y delega responsabilidades específicas.
¿En qué aspectos puntuales fue incisivo?
Le gusta elaborar mucho tácticamente. Es un obsesivo del trabajo táctico. En la semana, tres días son destinados a laborar desde la pelota parada. Para ser un equipo ecuatoriano, jugamos a la uruguaya, porque eso le gusta al técnico. Él le metió esa garra, esas ganas y ese convencimiento. No tenemos figuras, todos corremos parejos. Así el equipo se hace cada vez más duro.
¿A Sanguinetti de verdad no le importa jugar bonito?
No sé si tanto eso. Si ganas feo o lindo, no importa. Lo único que interesa es el resultado. El profesor quiere que elaboremos transiciones de defensa a ataque. Si Guillermo dijo en una charla que no le importaba jugar bonito fue porque la prensa critica lo que hace un equipo chico cuando está por ganar algo.
Desde su perspectiva, ¿Sanguinetti es un ‘bilardista’?
Sí, es un ‘bilardista’. A veces, no importa cómo juegas, sino el resultado. En Ecuador hay muchos equipos que juegan muy bien a la pelota, pero están a la mitad de tabla. Yo prefiero jugar feo y ganar. El profesor también piensa lo mismo.
Supongo que ese convencimiento lo adquiriste después de conversar con Sanguinetti
La verdad es que sí. Él nos ayudó a entender todo esto. El técnico uruguayo siempre te mete esas cosas en la cabeza. En cambio, el ecuatoriano se está adaptando a este sistema.
Tú que eres el volante de marca, te toca hacer el trabajo sucio
El profesor me pide mascar, enfocarme en defender, recuperar y luego crear contragolpes. Hemos ganado partidos gracias a la pelota parada y hemos recibido muy pocos bajo la misma condición. Somos el equipo que menos goles recibió.
¿El profesor, alguna vez, les habló de Alianza Lima?
Si nos habló de Alianza. Tiene muy buenos recuerdos del Perú. Hemos conversado sobre eso y supo que yo tuve una oportunidad de llegar, pero no se dio por el cupo de extranjeros.
Entonces, ¿fue una buena decisión ir a Ecuador?
Yo tenía muchas ganas de ir a Alianza Lima, es un equipo grande y no me iba a pesar la camiseta. Ojalá el destino me lleve a vestir esa linda camiseta.
Lionard Pajoy 'troleó' a jefe de prensa de Alianza Lima que preguntó por su baile ante Sport Rosario
Guillermo Sanguinetti y Matías Duffard tienen mucho en común. Ambos son uruguayos, están a un punto de salir campeón de Ecuador y también le guardan mucho cariño a Alianza Lima.
El primero lo dirigió y levantó la Copa del Inca en el 2014, bajo un estilo criticado por una corriente que afirmaba que su filosofía atentaba contra las raíces del juego íntimo. En cambio, el segundo se empapó de la historia de ‘Los Potrillos’ a inicios de año, porque era una opción para reforzar al cuadro de Pablo Bengoechea.
Hoy, los ‘charrúas’ están a solo un punto de ser campeones nacionales por primera vez en sus respectivas facetas. Sanguinetti, alejado de la elegancia; y Matías, más cerca del convencimiento de un estilo. Ese mismo que fue juzgado, porque en Perú todavía se vive enamorado de las ‘huachas’ de ayer.
¿Qué hay detrás de este buen equipo de Guillermo Sanguinetti?
El profesor le inyectó al equipo esa humildad y armó un buen grupo. Estamos convencidos de que somos un gran equipo.
¿Cómo es ese camarín con el profesor?
Es un hombre que tiene mucha experiencia. Fue futbolista y te dice cómo son las cosas dentro y fuera de la cancha. Además, le da mucha alegría al grupo y delega responsabilidades específicas.
¿En qué aspectos puntuales fue incisivo?
Le gusta elaborar mucho tácticamente. Es un obsesivo del trabajo táctico. En la semana, tres días son destinados a laborar desde la pelota parada. Para ser un equipo ecuatoriano, jugamos a la uruguaya, porque eso le gusta al técnico. Él le metió esa garra, esas ganas y ese convencimiento. No tenemos figuras, todos corremos parejos. Así el equipo se hace cada vez más duro.
¿A Sanguinetti de verdad no le importa jugar bonito?
No sé si tanto eso. Si ganas feo o lindo, no importa. Lo único que interesa es el resultado. El profesor quiere que elaboremos transiciones de defensa a ataque. Si Guillermo dijo en una charla que no le importaba jugar bonito fue porque la prensa critica lo que hace un equipo chico cuando está por ganar algo.
Desde su perspectiva, ¿Sanguinetti es un ‘bilardista’?
Sí, es un ‘bilardista’. A veces, no importa cómo juegas, sino el resultado. En Ecuador hay muchos equipos que juegan muy bien a la pelota, pero están a la mitad de tabla. Yo prefiero jugar feo y ganar. El profesor también piensa lo mismo.
Supongo que ese convencimiento lo adquiriste después de conversar con Sanguinetti
La verdad es que sí. Él nos ayudó a entender todo esto. El técnico uruguayo siempre te mete esas cosas en la cabeza. En cambio, el ecuatoriano se está adaptando a este sistema.
Tú que eres el volante de marca, te toca hacer el trabajo sucio
El profesor me pide mascar, enfocarme en defender, recuperar y luego crear contragolpes. Hemos ganado partidos gracias a la pelota parada y hemos recibido muy pocos bajo la misma condición. Somos el equipo que menos goles recibió.
¿El profesor, alguna vez, les habló de Alianza Lima?
Si nos habló de Alianza. Tiene muy buenos recuerdos del Perú. Hemos conversado sobre eso y supo que yo tuve una oportunidad de llegar, pero no se dio por el cupo de extranjeros.
Entonces, ¿fue una buena decisión ir a Ecuador?
Yo tenía muchas ganas de ir a Alianza Lima, es un equipo grande y no me iba a pesar la camiseta. Ojalá el destino me lleve a vestir esa linda camiseta.
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