Desde la edad antigua hasta hace solo unos siglos, los alquimistas –la alquimia es la ciencia que combina física, química y otras disciplinas– tuvieron un gran objetivo: hallar la fórmula que les permita dar con la piedra filosofal, la legendaria sustancia que otorgaba la juventud eterna a quien la tome.
La búsqueda, evidentemente, fue en vano. Pero si alguno de esos científicos pudiese ver a Zé Roberto a sus 43 años, destacando en torneos top como el Brasileirao y la Copa Libertadores, y jugando en el Palmeiras como lateral izquierdo –quizá la función más trajinadora del fútbol–, podría creer que el brasileño ha descubierto el preciado secreto.
Por supuesto, no es el único que merece un aplauso. El 'Conejo' Pérez (Pachuca, 44 años), Essam El-Hadary (Al Tawoon, Primera de Arabia Saudita, 44 años) y Shay Given (Stoke City, 41 años) son otros veteranos que se mantienen vigentes en ligas de Primera división. Sin embargo, todos ellos son arqueros, una posición en la que no es tan extraño alcanzar esta edad. Otras dos menciones son para Sebastián Abreu (40) y el mito japonés Kazuyoshi Miura (50), en quien se inspiró Oliver Atom, pero ambos juegan en Segunda. La edad y el nivel de Zé Roberto son únicos en el mundo.
En 23 años de carrera (y contando) el brasileño se ha ganado el respeto de todos. Uno lo ve haciendo cierres, el ida y vuelta y desbordando con tanta facilidad, que no imagina que todo pudo irse al tacho 11 años atrás, cuando le puso punto final a su primera etapa en el Bayern Munich. “Felix Magath (el entrenador por entonces) me robó la alegría de jugar al fútbol. Tenía 31 y era infeliz. El Mundial estaba cerca (Alemania 2006), y pensé en retirarme después de ello”, recuerda en una entrevista con el medio alemán DW.
Felizmente no fue así. José Roberto da Silva, Zé Roberto para los amigos, hizo un ‘mundialazo’ y no soltó la pelota. En esa Copa del Mundo empezó el mito. El tiempo parece no pasar por quien se convirtió, en mayo, en el jugador más veterano en hacer un gol en la Copa Libertadores. Y va por más. “No tengo vicios y vivo bien. La edad es solo un número para mí. Quizá me vean jugando hasta los 50”, bromea. ¿Bromea?