Desde lejanos tiempos, cuando lo llamaron ‘Profesor’ por las clases maestras que daba al momento de patear tiros libres, Pablo Bengoechea acumuló un libro abierto de lecciones. Uno de los capítulos de esta colección de sabidurías podría llamarse “La lealtad”. No discutamos, aunque solo por esta vez, pizarras tácticas sobre un campo de juego. Lo de Bengoechea en este Alianza Lima campeón del Apertura tiene mucho más de manual de liderazgo que de rigurosos planteamientos. La disciplina y la entrega también hacen la diferencia en un campeonato de fútbol: Alianza Lima para estas artes tiene al mejor ‘Profesor’.
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Enero 2016. Bengoechea aún vivía la resaca del título nacional obtenido en Uruguay con Peñarol y una derrota ante el clásico rival Nacional, en un amistoso de verano, sentenció su salida del equipo mirasol. Nunca hubo una declaración oficial desde la dirigencia del multicampeón charrúa; sin embargo, la prensa de este país argumentó que el ‘Profesor’ se iba de casa por discrepancias dirigenciales con el estilo de juego y la elección de algunos futbolistas dentro del once titular. Cuatro futbolistas no fueron a entrenar al día siguiente, según algunos medios como un acto de protesta. Uno de ellos fue Luis Aguiar.
“Confió en mí a pesar de estar ocho meses sin jugar. Siempre voy a agradecer eso”, declaró el volante íntimo la tarde del domingo en medio de las celebraciones en Cutervo. Esa lealtad entre Aguiar y Bengoechea no fue firmada en La Victoria, sino en una gris tarde de Montevideo.
El ‘Profesor’ está enseñando a sumar en Alianza Lima. Sus razones para esto no son matemáticas sino emocionales: encontrar a un plantel que se entregue totalmente a tu mensaje. Que te siga adonde vayas, que te haga caso sin necesidad de un grito de falsa autoridad. Ese es uno de los rasgos principales de Pablo Bengoechea como técnico que hoy se convierte en un mérito poco comentado.
En Alianza Lima, por años, se ha discutido el poco manejo de camerino de algunos entrenadores que fueron desfilando en esta sequía de más de diez años sin títulos nacionales. Y esta inicial carencia se convirtió en una ventaja con la llegada de Bengoechea. Líder como futbolista, capitán tantas veces de Peñarol y la selección uruguaya y hoy un entrenador de discurso tan respetuoso como sutil, aunque con las reglas muy claras. Un plantel que se exponga unido y fuerte también es parte de su cosecha.
Otro plus de ‘Bengo’, que sale a relucir también en estos días felices para él, es su profundo conocimiento de la sociedad futbolística peruana (fue asistente de Sergio Markarián por cuatro años en la selección y después técnico interino por más de un año). Desde futbolistas, pasando por dirigentes, hasta el periodismo. En esa marea difícil, Bengoechea ha surfeado como el tablista más experimentado.
Ojo que aquí no estamos diciendo que Bengoechea solo es un motivador que apapacha a sus jugadores. Hay que tener mucho más que eso para cerrar una campaña en el Apertura con 30 puntos, invicto como local y con una diferencia de 14 goles a favor. Discípulo de la última versión de Markarián, Bengoechea ha aprendido lo práctico y eficaz con la mirada enfocada en el resultado. Un equipo como Alianza Lima, con su último campeonato nacional firmado en el 2006, hace poco lo discutía pero ahora lo agradece.
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