Olvídese del pasado. No crea en el mito de que somos el cuco de los argentinos; o que, ante ellos, siempre damos con la nota correcta. La Bombonera, el partido del 85 y el encuentro de la Copa América del 87, aunque meritorios y, en ocasiones, decisivos, no concluyeron con victorias nuestras. La mayoría de veces que hemos ido a Buenos Aires terminamos cabizbajos. El desafío es difícil. Sea consciente de que nos espera una tarea titánica en el Río de la Plata. Tampoco se entusiasme con el empate de los albicelestes ante Venezuela. Ese día, en los 10 primeros minutos, Argentina pudo convertir tres veces, pero el enorme Faríñez prolongó con sus reflejos la incertidumbre mundialista de los anfitriones. Luego, con el correr de los minutos, la intensa selección vinotinto equilibró fuerzas. Igual, Argentina fue siempre más peligrosa. Entienda también que esta es una circunstancia distinta y un contexto diferente. Perú va a enfrentar a un toro herido el 5 de octubre. Sampaoli nos conoce muy bien. No ignore, tampoco, que Messi es el mejor del mundo. Téngalo en cuenta y diseñe su propia estrategia para detenerlo. Aquilate esta información, céntrese en usted y, sobre todo: no se llene de temores.
Usted, como cualquier peruano, conoce bien sus virtudes. Recuerde que jamás perdió la ilusión; que supo acallar a los verborrágicos y pudo devolverles la fe a los incrédulos. Piense en el camino recorrido, en que ha logrado remar a contracorriente y casi siempre supo llegar a buen puerto. Usted ha aprendido a ser paciente y ha escrito historia nueva en Asunción y Quito, y sabe que es su fútbol lo que sostiene sus esperanzas. Comprenda también que posee suficiente carácter deportivo para hacerle frente a las adversidades. Aunque sea superado tenga claro que no va a bajar los brazos. No lo ha hecho antes. No lo va a hacer ahora. Convénzase de que nadie es indispensable, y que usted y sus compañeros han sabido lidiar en el pasado con ausencias importantes. Repítase que tiene un plantel competitivo y que los que reemplacen a los suspendidos son jugadores de selección. Créaselo seriamente.
Contágiese del fervor popular. Aliméntese del cariño de su gente y tome conciencia de la felicidad que puede provocar en ellos. Sienta emoción, ilusiónese pero no se desconcentre. Mantenga la humildad y no pierda de vista que la meta real es la de crecer, un poco más en cada partido. Prepare un plan serio y ejecútelo a rajatabla.
Subordínese a su líder. Él ha demostrado que conoce el tema. Sea perceptivo. Juegue con la angustia de su adversario. Entienda que el tiempo es su aliado. Haga en la cancha lo que preparó, pero atrévase a innovar. Patee al arco que así se hacen los goles y se ganan los puntos. Sea solidario. Recuerde que el grupo está primero que usted. Aprenda de los más grandes. Imítelos y no arrugue. Juegue sin complejos. Encomiéndese a Dios pero no crea que los resultados dependen de un milagro. Recuerde que está listo. Sienta que representa al país entero. Agradezca la oportunidad. Hágase cargo de su destino.