Si se hace un registro de búsquedas online al cierre de las últimas seis noches, existe la posibilidad de que encontremos a Nueva Zelanda como una peculiar tendencia. “No voy a dormir bien hasta clasificar al Mundial”, ha declarado Paolo Guerrero. Y el capitán de la Blanquirroja no es el único. El insomnio del hincha buscando la última información sobre los ‘kiwis’ será quehacer nacional hasta la quincena de noviembre. Como esa canción ochentera que tarareaban nuestras madres, vamos a terminar flacos, ojerosos, cansados, pero con muchas ilusiones.
Será un viaje largo el que toque emprender hacia Wellington. Antes de eso, hay que prepararse con obsesión sin dejar de lado ningún detalle. Después de pasar algunas madrugadas viendo los desbordes de Rojas y los cabezazos de Wood, es posible reunir una lista de prioridades para llevar en el equipaje de mano al lejano territorio neozelandés.
1. La calma. Ricardo Gareca, el técnico líder de este grupo, posee esa pacífica cualidad y esta vez tendrá que contagiar a sus muchachos con más resolución. Más allá del buen rendimiento de Colombia, la semana pasada en el Nacional, Perú también tropezó con la ansiedad de anotar el gol mundialista y eso no puede repetirse en el Westpac Stadium. Nueva Zelanda sufre un poco cuando el rival pone la pelota en el piso. Y para jugar así hay que bañarse de sangre fría.
2. La logística. Mientras se cierra este texto, el gerente de la selección Antonio García Pye se encuentra en Wellington preparando el viaje de la Bicolor junto al preparador físico Néstor Bonillo. Allí verán el hotel, el estado del campo de juego, medirán el clima de invierno, los vientos, las lluvias. Y a todo eso no olvidar lo recomendado por países con experiencia en repechajes como Uruguay y México: ese avión chárter a Wellington debe ser cinco estrellas. Tendrá que ser el viaje más cómodo posible a pesar de la distancia de once mil kilómetros.
3. La eficacia. Oído a la música con este dato: a Nueva Zelanda le han generado un promedio superior a diez situaciones de gol en sus últimos partidos amistosos y Copa Confederaciones. México le ganó 2-1 en Rusia, aunque fallaron tres oportunidades claras; al igual que Japón en el último amistoso de octubre. Perú va a tener opción de llegar a la última línea neozelandesa. El reto estará en aprovechar todo lo que se presente. Paolo Guerrero no puede, ni siquiera, resfriarse. Un par de jugadas de peligro va a tener.
4. La defensa. Es saludable desde cualquier punto de vista, el gesto del club Universitario en ceder la recuperación de Alberto Rodríguez a los médicos de Videna. El jugador más peligroso de Nueva Zelanda se llama Chris Wood, anotó el último fin de semana con su club Burnley de la Premier League y es implacable en el juego aéreo. Rodríguez y Ramos tienen una misión con nombre propio. Hay que cortar cualquier circuito de juego entre Wood y Rojas.
5. La cabeza. Pedir que Perú gane tranquilidad en Wellington no es lo mismo a subestimar a Nueva Zelanda. Eso sería pecado. Hay que atacarle por las bandas, tocar muchísimo, despertar a Cueva y Carrillo. Sin embargo, cuidado con algún mínimo error en defensa. Concentración por sobre todas las cosas en estos 180 minutos de descarte. El mejor jugador de Nueva Zelanda es Wood, pero está muy lejos de ser un equipo de ‘madera’.