La cuenta regresiva terminó. Esta noche el Perú saltará a la cancha para enfrentar a Nueva Zelanda en el primer partido por el repechaje que nos podría llevar al Mundial tras 35 años. “Esta clasificación ha sido una montaña rusa de emociones. Pero creo que tanto sufrimiento merece una clasificación”, nos dice el ex mundialista Ramón Mifflin.
—Para el primer partido en España 82, contra Camerún, llegábamos confiados y terminamos empatando. ¿No nos está pasando lo mismo con Nueva Zelanda?
Camerún era un misterio. Esta vez no estamos confiados, todos tienen temor. Yo no estoy confiado, estoy con pánico, confío en los muchachos pero en el fútbol nadie tiene los resultados comprados. Ya no hay rivales pequeños.
—Tuvo la oportunidad de jugar en Nueva Zelanda...
Sí, en una gira con el Cosmos. Y viajamos desde Europa, ¡un viaje larguísimo! Pero fue parte de una gira. Es verdad que hay mucho viento pero el nuevo estadio no deja que eso influya mucho, lo han hecho justamente para evitar eso. Cuando yo fui, me tocó jugar en una cancha vieja [risas].
—¿Cómo nos podrían hacer más daño los ‘kiwis’?
Es un equipo que juega bien. Varios juegan en EE.UU. y en la Premier League, ahí la condición física es tremenda. Debemos cuidarnos del juego aéreo, para eso debemos tapar a los que meten el pelotazo. Otra cosa fundamental es la tranquilidad, tenemos una muy buena mitad de cancha, olvidémonos de ser un equipo timorato. Ya no hay mendigos en el fútbol, pero tampoco hay cucos.
—Láncenos un resultado...
[Piensa] Allá quiero ganar 1 a 0. Acá, sin confiarnos, buscar un resultado más claro.
—¿Qué es lo primero que se le viene a la mente al hablar de un mundial?
Que sufrí muchísimo. Tanto que hasta recuerdo el 5 de agosto de 1969. Jugamos contra Bolivia en La Paz y recibí una roja por una supuesta agresión a Chechelev [el árbitro]. Me suspendieron un año, junto a Nicolás Fuentes, lo cual significaba que me perdería el Mundial. Pero hasta hoy recuerdo el apoyo que me dio la FPF, los directivos viajaron a Zúrich con pruebas y videos del partido para demostrar que no había participado. Didí siempre confió en nosotros, nos convocó todo el año. Al final me bajaron el castigo a nueve meses, pude jugar y el partido que se me quedó grabado fue contra Bulgaria. Por eso entiendo cómo debe sentirse Paolo...
—¿Cree que la federación apoya a Paolo tal como sucedió con usted?
Sí, totalmente igual. Si Paolo cometió un error fue tomar una infusión, no creo que haya hecho nada adrede. ¡Cocaína! Imagínate, eso te mata, te da un infarto.
—¿Cómo definiría la figura de Paolo Guerrero?
Ante la ausencia de una clasificación por tanto tiempo se ha creado una expectativa tremenda y Paolo es quien puso la cara. Pero es importante recordar que sin sus compañeros no es nadie, pero la cinta de capitán es un plus.
—¿Quién deberá llevar esa cinta en el futuro?
En este grupo no se ve la intención de pelearse por el liderazgo, pero hay varios llamados a serlo por capacidad. Por ejemplo, Alberto Rodríguez, le dicen ‘Mudo’ pero su juego le da liderazgo. Otro es Cuevita, por su desenfado en la cancha.
—¿Y Tapia?
Puede ser, ante la ausencia de Rodríguez. Es un jugador importante, transmite mucho. Está llamado a ser un caudillo.
—¿Y como ‘9’? ¿A quién ponemos?
El que decida Gareca estará bien, se ha equivocado muy poco en eso. Ruidíaz es encarador, se enfrenta a grandazos en México, es atrevido, tiene buen tiempo para cabecear. Farfán, por otro lado, es experimentado y ha recuperado su mejor forma.
—Si usted tuviera que decidirlo, ¿a quién pondría?
[Piensa] Creo que podría iniciar Ruidíaz, vería cómo empieza el partido y después decidiría dónde meto a Farfán.
—La presión es gigantesca en estos partidos. ¿Cómo se maneja en estos casos o en un Mundial?
Hay mucho nervio, muchísimo. Por ejemplo, en el partido con Bulgaria en México 70 entramos muy nerviosos. Rubiños encajó dos goles fáciles. Él era un gran arquero, tremendo, pero tenía el problema de los nervios. Estaba muy presionado por esos dos goles, tras el segundo se quiso caer y Alberto Gallardo se le acercó, lo abrazó y le levantó la moral. Solidaridad, ahí está el cambio.
—¿Cómo manejaba usted la presión?
Era un poco más flemático. Con el primer toque de la pelota me olvidaba de los nervios, a los 2 o 3 minutos ya estaba metido en el partido. Lo psicológico es fundamental en esos momentos, con eso no interesa quién juegue.
—¿Qué es lo más fuerte de esta versión de Perú?
Que recuperamos nuestra identidad. La pelota al ras, el juego bien hecho, jugadores descarados, con mucha técnica. Hay un chico que, si tenemos la suerte de ir al Mundial, creo que será el conductor del equipo: Sergio Peña.
—Fue asistente de ‘Tim’ en el 82. ¿Qué semejanzas le encuentra con Gareca?
A Gareca le tengo un aprecio tremendo, me gusta muchísimo su trato con el jugador y su forma de ver el fútbol. Es muy parecido a Menotti, y yo soy un fanático del ‘Flaco’. Tanto ‘Tim’ como Gareca le sacan el máximo provecho al jugador sin andar inventando cosas. Ahora hay mucha teoría, táctica, el fútbol es simple y cuanto más simple, mejor. Eso para mí es un cuento.
Nací en Barranco en 1947. Jugué el Mundial de México 70 y fui a España 82 como asistente técnico de ‘Tim’. En total, me puse la blanquirroja en 44 partidos. En el 2018 cumplo 50 años de casado, tengo un hijo, una hija y dos nietas.