01/06/2024

"Si el 1-0 era largo, el 2-0 resultó una goleada para Colombia"

Viernes 09 de Octubre del 2015

Hay un proverbio árabe que he oído desde chiquito: “Si lo fácil te es cómodo, empieza por lo difícil”. Colombia dio su primer paso con el pie derecho en este comienzo bien difícil de la eliminatoria del Mundial de Rusia 2018 y le ganó 2-0 a Perú, en Barranquilla, como le tocaba.

Hay un proverbio árabe que he oído desde chiquito: “Si lo fácil te es cómodo, empieza por lo difícil”. Colombia dio su primer paso con el pie derecho en este comienzo bien difícil de la eliminatoria del Mundial de Rusia 2018 y le ganó 2-0 a Perú, en Barranquilla, como le tocaba.

GABRIEL MELUK / GDA
Editor de Deportes de El Tiempo de Colombia

Hay un proverbio árabe que he oído desde chiquito: “Si lo fácil te es cómodo, empieza por lo difícil”. Colombia dio su primer paso con el pie derecho en este comienzo bien difícil de la eliminatoria del Mundial de Rusia 2018 y le ganó 2-0 a Perú, en Barranquilla, como le tocaba.

La consigna, por encima de jugarlo bien, era ganar el juego por todo lo que representaba: era el primero del torneo, era en casa (en donde hay que ganarlo todo o casi todo para clasificar), era contra un rival directo y uno de los ‘cacaos’ de la Copa América, era sin James, era sin Falcao... Y se le ganó a un Perú que los alarmistas pintaban como ‘la novena maravilla’. Tampoco... Dijeron lo mismo hace cuatro años del Perú de Markarián y todos sabemos qué pasó. Mejor: sabemos qué no pasó...

De este lado de la frontera la victoria va por delante en cualquier análisis de un juego que Colombia caminó más de lo que corrió, que sufrió más de lo que gozó, que aguantó más de lo que creó... Sin histeria ni sevicia: si el 1-0 ya era un marcador largo, pues el 2-0 resultó goleada... ¡Pa’ qué!

No se puede confundir la paciencia y el trabajo de desgaste con la lentitud extrema que tuvo Colombia. Ese factor –¡principal!–, como el no tener la pelota, las imprecisiones en los pases y algunos regalos de balón en la salida, fue su mayor pecado. Así, salió un partido de sopor en el calor e interrumpido por las faltas de lado y lado. En ese contexto, la generación de opciones reales de peligro fueron muy pocas, como pasó en la Copa América. Durante el primer tiempo, en esa lentitud, imprecisión y falta de genio, Perú, con una doble línea de cuatro bien cerradita, obligó a Colombia a un manso y controlable pelotazo de frente; al punto de que el 1-0 llegó de un balón parado, de un córner: en movimiento los caminos estaban cerrados.

En el segundo tiempo, y con el marcador a favor, en lugar de tratar de tener la pelota y jugar al gato y al ratón con los peruanos, Colombia se dejó estar, perdió la bola, jamás la recuperó ni pudo sostenerla (ni con el cambio de Mejía por Guarín) y terminó rechazando y aguantando a un Perú que, con todo y que tampoco era gran cosa, bien pudo al menos empatar, pues llevó la iniciativa y creó más y mejores opciones: un remate en el palo, un tiro libre que sacó Ospina, un disparo cruzado que no entró de vainas y una pelota que sacó Fabra debajo del horizontal. El 2-0 de Cardona en la última jugada bien puede ser una exageración.

Hay otro proverbio árabe que he oído desde chiquito: “Hay tres leyes que rigen la vida. La primera: lo que toca hacer, toca hacerlo. La segunda: lo que no se puede hacer, pues no se hace; y la tercera es hacer que las dos anteriores se cumplan siempre”. Este jueves, primero, a Colombia le tocaba ganar; segundo, no podía perder y cumplió con ambas...

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