18/05/2024

Carlos Salvador Bilardo

Viernes 26 de Julio del 2019

Carlos Salvador Bilardo

Carlos Salvador Bilardo vive sus días más difícil con la salud resquebrajada. Es momento de recordar su legado en el fútbol

Carlos Salvador Bilardo vive sus días más difícil con la salud resquebrajada. Es momento de recordar su legado en el fútbol

“Porompompón, Porompompón, es el equipo del Narigón, del Narigón”. Un día después de que el grueso del plantel del 86 le tributara, en su casa, el afectuoso cántico de los viejos tiempos, Carlos Salvador Bilardo perdió la conciencia y tuvo que ser ingresado de emergencia en el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento. “La enfermedad del Doctor”, curiosamente también el título de unos de los tantos libros biográficos que publicó Bilardo, es el de Síndrome de Hakim Adams. Se trata de un mal neurológico causado por el aumento de líquido en el cerebro que afecta la presión sanguínea y la motricidad del que fuera entrenador y campeón del mundo en México. Este cuadro hidrocefálico ha menguado en las últimas horas, pero el pronóstico continúa siendo incierto. Bilardo sigue en la Unidad de Cuidados Intensivos del nosocomio, peleando por su vida.

Las últimas imágenes que llegan de este Bilardo catatónico enternecen por su condición y por el inevitable cotejo que se traza con sus épocas de oro donde aparecía lleno de vitalidad, como jugador emblema de ese Estudiantes controversialmente ganador. Y como director técnico de, quizás, la mejor selección argentina de la historia. Durante gran parte de su carrera Bilardo ha estado lleno de claroscuros. No se equivocan quienes lo sindicaron, en algún momento, como la personificación del “antifútbol”. Carlos Salvador fue un alumno aventajado entre los pincharratas de Zubeldía y luego trasladó el principio del “exitismo a cualquier precio” a su quehacer como estratega. Tampoco yerran quienes ponderan sus virtudes tanto como volante creativo o técnico meticuloso e innovador. El Estudiantes del 81 con Russo, Sabella, Ponce y Barbas y la selección argentina del 86 con Maradona en plenitud, son laureles de los que nunca podrá ser despojado. Con sus virtudes y sus defectos el ‘Narigón’ casi siempre supo propiciar un salto de calidad en sus dirigidos. En el manejo de sus equipos, gustara o no, se veía siempre “la mano del técnico”.

Tiene razón Walter Vargas en la apología que hace de Bilardo ya que lejos de desconocer sus defectos, los asume. Cree, además, que el balance es inmensamente positivo. Vargas también está convencido que Bilardo es “infinitamente más y mejor que el bidón (a Branco), que el “písalo, písalo”, que su elegía de ganador y su verbo caótico. También acierta cuando manifiesta que a aquellos que lo desconocen y lo ignoran cometen un crimen de “lesa futboleidad”.

Es que no se pueden obviar sus aportes medulares al balompié, como apostar por el sistema del 3-5-2 con líbero y dos stoppers y laterales volantes en permanente función de desdoblamiento que fue todo un suceso en la década de los 80. Hay quienes afirman, sin embargo, que en realidad Bilardo adaptó con éxito el esquema que utilizaba Ciro Blazevic en el Dinamo de Zagreb en el 82. Copia o no, el sistema rindió frutos.

Para Bilardo, el fútbol estuvo siempre lejos de ser un espectáculo, él quería ser siempre primero y creía fervientemente que “se jugaba para ganar”. En ocasiones por ese afán de victoria equivocó las rutas del camino. Al fin y al cabo como él mismo sintetizó alguna vez: “De última, en el fútbol hay dos cosas fundamentales: tenés que pasársela a los del mismo color de camiseta y patear hacia el arco de gente que ese día ni desayunó ni almorzó con vos”.

Ver noticia en El Comercio: DT

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