Si hay un rasgo común que comparten muchos futbolistas profesionales, es que hace algún tiempo atrás, cuando aún soñaban con llegar a primera división, su desafío más importante no era futbolístico, su batalla más importante era contra las carencias y necesidades que la vida les planteaba día a día. Una constante en la etapa formativa de Felipe Rodríguez y Brian Lozano, quienes además de entenderse casi de memoria en el campo de juego, también lo hicieron fueras de las canchas, con una amistad que perdura por años.
Brian y 'Felucho' coincidieron en Defensor Sporting los años 2015 y 2016. El actual jugador de Alianza Lima llegó al cuadro violeta meses después de que Lozano había debutado en primera división. Desde que se juntaron en el campo de juego, se entendieron a la perfección. El segundo semestre del 2015 fue su mejor momento, la rompieron en la Copa Sudamericana y despertaron el interés de varios clubes del exterior.
Ambos no solo se entendían muy bien en la cancha. Con el paso del tiempo fueron forjando una amistad que se mantiene hasta hoy en día. Y es que ambos tienen muchas cosas en común, que tal vez lo unieron aún más.
Lozano, desde muy chico juntaba peso a peso para poder ir a entrenar. Y cuando la economía no alcanzaba, iba en bicicleta. Nunca llegó tarde a ningún entrenamiento y menos se perdió alguna práctica. Su esfuerzo y sacrificio estaba enfocado en salir de su barrio, el cual era un lugar bastante peligroso. Su sueño era poder comprar una casa para su familia.
Por su lado, Felipe Rodríguez, llegó a Uruguay desde Estado Unidos, país donde sus residen sus padres. El llegó al país charrúa totalmente indocumentado, se hospedó en la casa de su abuela en una 'Villa' y pasó más de una carencia en sus primeros años como juvenil. Aún recuerda los baños con agua helada y todas dificultades que tenía que pasar para llegar a entrenar.
Hoy el destino los vuelve a juntar, Brian Lozano llegó hasta nuestro país como parte del seleccionado uruguayo que se prepara para el choque de mañana ante Perú. 'Felucho', no quiso dejar la ocasión y se acercó hasta el lugar de concentración del equipo charrúa para saludar a su gran amigo.