‘Pitín’ tiene los ojos húmedos, pero no llora. Su mirada se pierde en el cielo, levanta los brazos e, incrédulo aún, se pregunta “por qué, Dios, tuviste que llevarlos”. La respuesta se pierde en el silencio de la noche y sus pupilas vuelven a sentir la tristeza de su corazón. El 8 de diciembre de 1987, Víctor ‘Pitín’ Zegarra, entonces director técnico del Deportivo Pucallpa, se convirtió en el último entrenador que vio con vida a Marcos Calderón y a sus ‘potrillos’. Entonces… su cuerpo blanquiazul no deja de llorar por la tragedia del Fokker de Alianza Lima.
¿Cómo vive cada 8 de diciembre tras la tragedia del Fokker de Alianza Lima?
Voy a la playa o a una iglesia a caminar y relajarme. Yo dirigí al 90% de esos chicos que se fueron a la gloria en el mar de Ventanilla. Todo 8 de diciembre es una fecha terrible para cualquier aliancista, el Perú y el mundo entero.
¿Hubiera preferido no dirigir al Deportivo Pucallpa esa tarde del 8 de diciembre?
Por supuesto que no… Como profesional viví el partido de forma intensa, pero la tragedia me ha dejado marcado. Aún no cabe en mi mente cómo pudo pasar esto. Miro el mar y no hallo explicación pese a que han pasado 28 años de que se cayó el avión.
Cuando acabó el partido, ¿se fue feliz por la victoria de Alianza [1-0] o triste por la derrota de su equipo?
[Risas] Yo quería ganar. Derrotar a ese Alianza hubiese sido increíble, pero ellos ganaron, dejaron al equipo en la punta del Descentralizado y se fueron al cielo. Recuerdo que el profesor [Marcos Calderón] se me acercó y me felicitó por el buen partido que les habíamos hecho. “Víctor, qué bien tu equipo”, me dijo. Me abrazó y se fue.
¿Estaba solo Marcos Calderón en ese momento?
No, estaba con el doctor Orestes Suárez, médico del club. Ellos fueron los últimos a quienes saludé luego del partido.
¿No hubo tiempo para abrazarse con ‘Caico’ y el resto de muchachos?
Te voy a contar algo que muy pocos saben: ‘Caíco’ me invitó a subir al Fokker, antes y después del partido. Si no subí a ese fatídico avión, fue porque al otro día teníamos que entrenar en Pucallpa y debíamos recuperarnos luego de la derrota contra Alianza.
¿Qué le dijo ‘Caíco’?
Me buscó antes de que empiece el partido y me dijo: “‘Tío’, si usted quiere viajar a Lima, se regresa con nosotros. Usted es aliancista, usted tiene su asiento. Quedé en responderle luego y hasta le di una ligera esperanza de que yo subiría a ese avión. “Ya, yo te aviso”, le dije.
¿Cree entonces que Dios le dio una nueva oportunidad para vivir?
Sí, yo lo he pensado. Pude haber venido y muerto en ese avión. Tenía todas las ganas de viajar con los muchachos, pero no estaba destinado a morir con ellos. Luego del partido, ‘Caíco’ volvió a acercarse a mí para invitarme a viajar con el equipo, pero le dije que a las 6:30 p.m. le respondería. El resto ya todos lo saben: no fui al aeropuerto y me quedé en el hotel donde vivía.
¿Recuerda alguna otra anécdota desconocida con el resto de los ‘potrillos’?
Sí, y la voy a contar. Marcos Calderón tenía por cábala no saludar y que sus jugadores tampoco saluden al rival antes de cada partido. Entonces, decidí quedarme en el camerino para evitar encontrarme con los jugadores y respetar al ‘profe’. Sin embargo, los 16 futbolistas me buscaron y el preparador físico del equipo tuvo que decirme que lo mejor era saludarlos porque estaban toditos esperándome para abrazarnos. Eran como unos hijos para mí.
Si usted quería ganar ese partido, ¿qué les pidió a sus jugadores?
Presión total. Les remarqué que tenía que haber un esfuerzo mancomunado, que si les dábamos un ‘cachito’ no los íbamos a agarrar porque eran veloces. Cuando vi a Escobar tocarle la pelota a ‘Pachito’ Bustamante para que este anote el único gol del partido, yo ya sabía que la jugada iba a terminar en gol porque eran jugadores extraordinarios.
¿Mandó marca personal contra Luis Escobar?
Pedí marca personal y en zona, pero Escobar era un diablo con la pelota. Advertí que debíamos tener cuidado con su arrastre, pero igual hizo de las suyas y Alianza ganó.
¿Cree que Perú perdió la generación más valiosa de los últimos 30 años?
No lo dudo. En cada puesto había un jugador excelente y aún no nos recuperamos. [José] Casanova era un jugador extraordinario también: tenía un ‘time’ justo, preciso… ‘Pechito’ [Farfán] era como pocos, técnico… Después de que se fueron estos chicos, ya no se ha podido armar un equipo con esa intimidad. Algunos directivos no supieron guardar esa tradición. Alianza siempre fue un solo puño y con esos chicos se fue lo de íntimos.
Hay muchas versiones de lo que realmente pasó en ese fatídico vuelo. ¿En cuál cree usted?
Nadie ha querido revelar la verdad, todo ha quedado enterrado. Da la impresión que los responsables quisieron limpiar algo porque después del accidente, el fiscal no pudo llegar al lugar de la tragedia por impedimento de las autoridades. Dicen que el piloto estuvo borracho.
¿Qué le diría a Edilberto Villar, piloto del Fokker?
Dicen que está en Australia… Que venga y cuente lo que sucedió. La mamá de [Alfredo] Tomasini murió esperando a su hijo y hoy nosotros vivimos con una herida que jamás cicatrizará, que estará abierta siempre en nuestras entrañas, en el corazón.