Alianza Lima acumula 20 partidos sin ganar en la Copa Libertadores, una racha que mortifica al equipo blanquiazul desde hace ocho años y medio y que es un reflejo de las grandes dificultades que atraviesan en la última década los clubes peruanos para competir a escala internacional.
La endeblez de Alianza para cantar victoria tuvo su máxima expresión en el encuentro de este miércoles que perdió por 3-2 frente al Estudiantes de Mérida (Venezuela) cuando los blanquiazules lo ganaban por 0-2.
Hay que remontarse a marzo de 2012 para encontrar el último triunfo de Alianza, cuando el equipo del distrito limeño de La Victoria ganó por 1-0 al Nacional de Uruguay.
Desde entonces, Alianza Lima suma 3 empates y 17 derrotas, de ellas ocho consecutivas en los últimos partidos del equipo victoriano.
El conjunto blanquiazul no logra ni un solo punto en Libertadores desde marzo del año pasado, cuando empató de local 1-1 ante River Plate en la primera jornada de la fase de grupos.
Precisamente, en aquel partido parecía que Alianza rompería su mala racha con un histórico triunfo sobre la escuadra argentina, pero el triunfo se le escapó con un gol de River en el minuto 96.
Algo similar vivió el miércoles en Mérida (Venezuela) cuando todo parecía propicio para ganar de una vez por todas, pues se medía a un rival que no competía desde hacía seis meses y cuyo entrenador no podía estar en el estadio.
Tras acabar el primer tiempo sin goles, el encuentro se le puso muy favorable para Alianza en la segunda mitad. Lo ganaba por 0-2 a los 55 minutos, pero el Estudiantes logró empatar y consumar la remontada con un penalti en el minuto 95.
Aunque el encuentro tuvo polémica por dos posibles penales no señalados en los minutos finales en el área de Estudiantes, la historia se volvía a repetir con una derrota más para Alianza, que en los últimos años se le ha hecho habitual la amargura de varias rachas negativas como la de los 11 años sin ganar la liga peruana.
Tampoco logró Alianza romper la sequía de victorias en la primera fecha de esta Libertadores. Recibía al Nacional de Uruguay en Matute y se tomó el partido como una ocasión para cerrar el círculo abierto ante el mismo rival en 2012, pero los visitantes anotaron en el primer minuto de juego y con ese gol terminó el encuentro (0-1).
El registro de los 20 partidos sin ganar en Libertadores de Alianza se eleva a 24 encuentros sin conocer la victoria en torneos internacionales si sumamos los partidos que tampoco logró el triunfo en la Copa Sudamericana durante el mismo periodo desde 2012.
Durante estos últimos ocho años han dirigido a Alianza en torneos internacionales reputados técnicos como los uruguayos Guillermo Sanguinetti y Pablo Bengoechea y el argentino Miguel Ángel Russo sin que ninguno de ellos lograse romper esa espiral de empates y derrotas.
Es probable que el problema no esté tanto en el banquillo como en otros factores estructurales que el fútbol peruano que aún no logra resolver, pues esta prolongada racha negativa de Alianza es solo el mejor ejemplo de la inferioridad que padecen los clubes peruanos cuando salen a competir a la escena internacional.
Salvo la campaña de Cusco (ex Real Garcilaso) en 2013 cuando alcanzó los cuartos de final de la Libertadores, es habitual que la mayoría de los clubes peruanos caigan eliminados a las primeras de cambio incluso con rivales a priori de menor entidad.
Así como el Cusco, los últimos clubes peruanos que han podido pasar alguna eliminatoria han sido aquellos que juegan en la altitud de los Andes, caso del Sport Huancayo y del Melgar, lo que equipara las fuerzas con rivales de otros países que no están acostumbrados a esas condiciones.
El caso de Alianza es así el ejemplo más notorio de las dificultades para competir a escala internacional que también sufren sus compatriotas de una liga donde varios grandes padecen penurias económicas y no todos los equipos tienen canteras para formar jugadores jóvenes pese a que sobra el talento.
Existe además un gran escalón de exigencia competitiva entre la Libertadores y la liga peruana, donde en los últimos años brillan jugadores extranjeros que sobrepasan holgadamente la treintena, como se aprecia entre los goleadores, caso del colombiano Lionard Pajoy y del argentino Germán Denis, ambos de 39 años.