La tarde del 15 de abril del 2018, un día después de despedirse de Independiente Santa Fe de Colombia, el último club que dirigió antes de venir por primera vez para dirigir a Universitario, don Gregorio Elso Pérez (Maldonado, 1948) regresó a su amada Uruguay. No tuvo mejor idea que vivir en Parque Batlle, un barrio al sudoeste de Montevideo. Desde allí tenía una vista envidiable y panorámica del mítico Centenario, estadio donde ganó cuatro de los cinco títulos seguidos de Peñarol entre el 93 y 97; el segundo Quinquenio de Oro. Hoy, don Gregorio está de nuevo en Uruguay, pero sin poder ir a ningún estadio. Los problemas cardíacos que sufrió a inicios de año, y que lo obligaron a dejar la ‘U’ por segunda vez, no se lo permiten. Pero él, un apasionado como pocos, romántico que trabajó al servicio del balón por cinco décadas, coge el teléfono para responder nuestra llamada y habla de lo que más ama: el fútbol.
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—¿Cómo se encuentra de salud?
Estoy bien, mejorando. Día a día me siento mejor y, bueno, la voy luchando. Ya llevo cuatro meses casi (desde que fue intervenido quirúrgicamente por problemas cardiacos) y me voy recuperando. Ha sido difícil el camino, pero estoy acompañado de mi familia, llevando el tratamiento en casa.
—¿Cómo ha cambiado su día a día?
Ha cambiado totalmente. Extraño mucho mi actividad porque se me cortó muy bruscamente. De un día para otro dejé de hacer lo que era mi pasión, que es el fútbol. Estuve casi 60 años metido en esto y siempre lo disfruté. Realmente me ha costado asimilarlo. Me ha costado muchísimo. Me han llamado de clubes donde ya estuve, pensaban que estaba bien, pero no es así y lo tengo que asimilar. Lo que rescato es que estoy vivo, mejor y con familia.
-¿Uno de esos clubes que lo llamaron fue la ‘U’?
No, de la ‘U’ no me han dicho nada. Ojalá le vaya bien al equipo ahora que ‘Coco’ Araujo agarró. Yo guardo un gran cariño por la institución, a su gente. Lamentablemente, por distintas circunstancias, nunca pude terminar un periodo de trabajo ahí, pero por algo suceden las cosas. Sí me llamó Jean Ferrari y algunos muchachos del club para saber cómo estoy, cómo voy con el tratamiento.
—¿Le han prohibido seguir ligado al fútbol?
Por el momento no puedo trabajar. Los médicos me lo han dicho. Y es muy difícil que vuelva a trabajar. Quizá pueda hacer alguna actividad dentro de un club, pero ya no como técnico. Eso sí que no.
—Es difícil hoy soñar con una tercera vuelta a un club que no solo recibió mucho de usted, sino que también supo valorarlo…
Las dos veces que estuvimos nos fue bien a todos, pero por distintas circunstancias no pude cumplir ese sueño que tenía de coronar con un campeonato en la ‘U’ y vivir eso junto a su hinchada. Hubiera sido algo lindo, pero así son las cosas de la vida, ¿no?
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