Así que, el arquero más ganador de la historia del fútbol peruano no podía estar ausente en las celebraciones por los 98 años de vida institucional del club merengue. Hace catorce años que colgó los guantes, y cumplió el sueño de hacerlo jugando y por la puerta grande, a sus 41 años, en la ‘U’, el equipo que siempre lo recuerda a través de su historia, de sus hinchas, de su gente.
Agosto es un mes especial para ti por el aniversario de Universitario de Deportes, y también por tu cumpleaños, cada ocho del mismo mes…
Es una fecha especial en el club que estuve siete temporadas. Pude cerrar mi ciclo como jugador cuando parecía algo imposible, a los 41 años. Además, ahí nomás viene mi cumpleaños. Así que los triunfos previos ayudaban a la celebración, y si no se ganaba, se complicaba el cumpleaños. El esfuerzo tenía que ser doble. Me siento contento por ser parte de la historia del club, por el tricampeonato que es el único que ostenta el club, y feliz que la gente lo siga recordando.
Ganaste todas las finales con la ‘U’ (1998, 1999 y 2000) …
La del 98 fue con un rival difícil, como Sporting Cristal, con una plantilla tremenda. Logramos ganar una final como le gusta a la gente, con mucho dramatismo. Tuvimos que llegar a la definición por penales. Después, la del 99 fue con el clásico rival, y toda la presión que genera. Ya jugar una final es difícil, así que perder con el clásico rival puede cambiar tu historia, tu carrera. Tuvimos la posibilidad de ganarla, y la del tricampeonato que no llegamos a jugar finales, pues la ganamos de punta a punta. Un plantel muy bueno, de los mejores que me tocó estar. Después tuvimos la final del 2002, el Apertura, que veníamos de atrás y alcanzamos a Alianza, terminamos definiendo en Trujillo. Fueron finales ganadas y para gente fue importante.
La escena que más recuerdan los hinchas es la celebración en el arco festejando el bicampeonato en Matute…
Fue increíble. Hasta el día de hoy me preguntan cómo hice para ponerme de pie, no lo sé explicar, fue la emoción. Ese clásico se tuvo que postergar, no pudimos jugarlo ese fin de semana, teníamos problemas con nuestra hinchada para que esté presente. Fue increíble, pues terminamos con tribuna norte a la espalda, todos nos abrazamos y esa emoción de querer abrazarme con todos hizo que trepe al arco, creo que también Paolo (Maldonado) subió. No sé cómo me puse de pie, jugaba con toperoles de aluminio, tenía menos base para tener equilibrio. No sé cómo no me caí, quedó inmortalizada esa foto. Conforme pasa el tiempo uno se da cuenta lo que significó para el hincha de la ‘U’, y que te sigan recordando, eso me pone muy contento. No es solo la imagen, sino lo que representa para nosotros, ganar esa final de visitante, el hincha lo recuerda hasta hoy.
¿Qué sientes cuando los hinchas recuerdan esa imagen?
Alegría. Uno desde chiquito juega al fútbol porque tiene sueños profesionales, quiere dar una vuelta olímpica. Después, los objetivos grupales se logran con un campeonato. No haber ganado esa final hubiese cambiado nuestra historia como futbolista. Muchos, seguro, nos hubiésemos tenido que irnos del club. Ganar significó muchas cosas, seguir manteniendo al grupo. Después llegó el tricampeonato. Me alegra que lo sigan recordando los chicos que no nos vieron jugar. Se va transmitiendo de abuelo a padre, de padre a hijo. Te cruzas con gente que estuvo en ese momento. A uno lo pone contento que lo reconozcan, y que el hincha se sienta contento por ese título.
Tu destino siempre estuvo en jugar por Universitario. Lo digo porque al venir al Perú pudiste jugar en Alianza, pero fuiste a Mannucci…
Hay veces uno piensa que el destino, Dios te va encaminando a donde tienes que estar. Yo arranqué e Mannucci en un año increíble, estoy muy agradecido al club que me abrió las puertas. Después vino Municipal (95′) con Julio César Uribe de entrenador, hicimos un campañón, y eso generó que Universitario se fije en mí.
Después, el Perú se convirtió en tu segunda casa…
Fue una decisión familiar, no personal, en el año 96. Yo soy muy agradecido y trato de responder siempre con responsabilidad en cada lugar que me tocó trabajar. Tengo 29 años en el país, estoy más acá que en Argentina. Me sentí contento por la nacionalización, después por jugar en la selección, todo lo que generaba, la responsabilidad. Sentí que Universitario era mi lugar, que el Perú era mi lugar. No pensaba irme nunca de Universitario, pero se dio situaciones de problemas económicos y complicadas para la institución, no me renovaron y me tuve que ir. Después se dio la posibilidad de jugar en Cienciano, estuve cuatro años fabulosos, donde pude ganar la Sudamericana y Recopa. En el 2007, llegó Sport Boys, un año fantástico, y cuando ya pensaba que era mi última temporada, recibí el llamado de Universitario con Ricardo Gareca, en el 2008. Para mí fue un sueño cumplido retirarme donde pensaba alguna vez hacerlo.
En tu regreso por la puerta grande a la ‘U’ te encontrarse con Raúl Fernández en todo su esplendor, pero terminaste atajando…
Raúl tuvo un año espectacular, él ya venía desde el 2007 con un nivel superlativo. Cuando atajó en el Apertura del 2008, ese semestre fue tremendo. Salimos campeones en el Apertura y con Raúl siendo clave. Después en la segunda parte no nos fue bien, no pudimos estar entre los primeros para jugar la final. Faltando dos partidos, y con el clásico de por medio, Ricardo (Gareca) me da la oportunidad de jugar. Muchos pensaban que no jugaba, la gente pensaba que tapaba Raúl, tuve la oportunidad de jugar y ganar. Fue mi último clásico que ganamos de visitante, eso para el hincha tiene un sabor especial. Raúl siempre apoyando, como es él, un año fantástico en todo sentido.
El 2000 fue un año redondo. El título, los récords, la inauguración con triunfo en el Monumental, el clásico…
Se dieron cosas que forman parte de la historia. La inauguración con Sporting Cristal, el Monumental repleto. El cerro que rodea al estadio lleno de gente fue una locura, y la responsabilidad de ganar. Después, el hecho histórico de Eduardo Esidio, quien peleaba por ser el goleador histórico a nivel mundial, la forma en la que ganamos el Apertura y Clausura. A mí me quedó la sensación que ese plantel con dos o tres refuerzos de jerarquía, hubiésemos hecho un buen torneo internacional. Se había logrado sociedades, conocimientos, la forma de jugar, lo que planteaba Roberto (Chale), yo creo que si no desarmaban ese quipo hubiese seguido dándole títulos a la institución.
¿Fue el plantel de Universitario más ganador que integraste?
Fue la coronación de algo que se venía construyendo. Hasta antes de la final del año 98, el plantel se iba mejorando año a año, los títulos te iban fortaleciendo. La final del 99 con Alianza, el tricampeonato en el 2000 se da como consecuencia de lo que venía pasando en los años. Fue la coronación de todo. Del nivel de los jugadores, del funcionamiento, del feeling y armonía que había entre los hinchas y jugadores, fue para mí un plantel muy bueno que estaba para más. Lamentablemente algunos partieron.
¿Qué tan difícil es atajar en Universitario?
Tiene sus particularidades. Gracias a Dios tuve un feeling inmediato con la gente. Hacer el recorrido que hice hasta llegar a la ‘U’ me ayudó muchísimo. Aprendí a conocer rápido a la institución, a su gente, sus colaboradores. Universitario era un club muy familiar, cálido. Yo recuerdo mucho que los años 96, 97 y 98, entrenábamos en el ‘Lolo’ Fernández. Nos quedábamos por el campeonato de los socios que jugaban detrás del arco de norte. Estaba ‘Pajita’, el ‘Mono’ Solezzi, toda esa gente que trabajaba en el club jugaba. Se generaba un clima muy familiar, eso se trasladaba en el día a día. Lo mismo en Campo Mar, veías a todas las familias, había acercamiento que hoy es difícil que se dé. Esa mística era parte de todo eso. A nosotros nos ayudaba, a mí a conocer la cultura de Universitario. Después, cuando estás en un equipo grande, es difícil. No te llegan mucho al arco, pero cuando lo hacen, tienes que responder. No es fácil. Tienes que estar presente, salvar la situación. Tuve la suerte de estar en muy buenos planteles, eso me ayudó muchísimo. Además, traté de prepararme en el día a día, en lo que no se ve para responder los fines de semana. Si había algo que no me gustaba era recibir goles.
¿Eras de analizar a los rivales?
Es algo que lo traía de menores, de Argentina. Yo de chico siempre admiraba a Gatti y a Fillol, estilos totalmente opuestos, pero grandes arqueros. Gatti se caracterizaba por achicar, por estar muy cerca del delantero, a mí me gustaba mucho esa forma de tapar. Admiraba muchas cosas del ‘Pato’ Fillol, su profesionalismo. Uno cuando es chico crece tratando de copiar a sus ídolos. El tema del achique era por estar lo más cerca posible del delantero a la hora de definir, no voltear la cara, había que aguantar los golpes, los pelotazos, trataba de prepararme en la semana. Antes era más difícil al estudiar a los rivales, tenías que ver todos los bloques deportivos donde muestren alguna señal que pudieron notar. Me gustaba esa forma de atajar, de no voltear la cara, y dio resultado, por suerte.
¿Cómo describes la realidad futbolística de Universitario?
Creo que la ‘U’ debe recobrar al socio, que se sienta parte del club, que tenga participación. Recobrando esa mística que siempre hubo, como una familia, será importante los socios, hinchas y colaboradores. Ahora veo avances en ese sentido, veo que se está haciendo obras en Campo Mar para menores, pero es muy difícil con tantos cambios de administración. Es imposible aislarse, los conflictos afectan. Cuando uno se involucra en el club y siente como hincha, los problemas afectan para bien o para mal. En la medida que se vayan dando pequeños pasos hacia delante, va a repercutir en mejores decisiones, contrataciones, campañas y resultados.
¿Qué se vienen en lo laboral?
Desde que empecé en el fútbol y terminé mi vida profesional no paré nunca. Me encanta estar en un campo de juego, en el puesto que puedo aportar. Estaba de formador en Regatas Lima, donde salieron jugadores como Luis Abram, Rodrigo Cuba, Rafael Guarderas, y varios chicos más, después pasé por selección. Estuve de preparador de arqueros y disfruté mucho al tener técnicos de mucha sabiduría como Sergio Markarián y Ricardo Gareca, estuve dirigiendo, que es algo que me gusta y se puede aportar mucho. Ahora, que ya terminó el ciclo de la selección, retomar la dirección técnica. Ya estamos trabajando con el cuerpo técnico para retomar ese paso que estuvo en pausa mientras estuve en las Eliminatorias. Así que, preparándonos, esta profesión exige hacerlo.
¿Cuál es tu mensaje al universo crema por los 98 años del club?
Un abrazo enorme a todos los hinchas, socios y trabajadores. Hay muchos emblemáticos en la institución, como ‘Pajita’, el ‘Mono’, ‘Menú’, el doctor Alva, Segura, muchos otros que seguro me olvido, y a los jugadores que pasaron, los que están actualmente. Que Dios ilumine a la dirigencia para que tomen mejores decisiones, y que estén cada vez más unidos, es la única forma de salir adelante.
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