Los hinchas del Internacional de Porto Alegre no comprendieron la señal. Estaban enceguecidos en sus cánticos y en lo que debía dictar la historia: que el tercer equipo brasileño con más trofeos internacionales vencería, tarde o temprano, a un equipo peruano que jamás había clasificado a las semifinales de un torneo CONMEBOL.
Pero allí estaba Cáceda, con sus reflejos felinos, para arrebatarle la pelota al argentino Braian Romero en un mano a mano, en el primer suspiro del encuentro.
El razonamiento no tenía fallas: si el ‘Colorado’ había sacado un valioso empate en Arequipa con un jugador menos, cómo no iba a sellar la victoria en casa, con su torcida. El gol iba a llegar pensaban.
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