26/04/2024

Alianza Lima, el equipo que nunca jugó solo: el lado B del bicampeonato desde Matute | CRÓNICA [VIDEO]

Domingo 13 de Noviembre del 2022

Alianza Lima se proclamó bicampeón del fútbol peruano tras derrotar a Melgar en la final de vuelta de la Liga 1 2022. Matute fue una caldera y el hincha jugó su partido para ayudar al equipo de Chicho Salas.

Los que viven a los alrededores del estadio dicen que Matute aún se sigue moviendo. El recinto ubicado en el corazón de La Victoria fue el epicentro de una especie de movimiento sísmico ocasionado por 30 mil enajenados que han perdido la cordura de la manera más hermosa, dejándose llevar por el amor. Y el eco de los cánticos, de los gritos furibundos de los goles, aún se siguen escuchando en las gradas, como si el estadio estuviese encantado. Porque ayer, para que Alianza Lima derrote 2-0 a Melgar, le de vuelta al 1-0 de la ida y se proclame bicampeón nacional; no solo fue por el planteamiento del Chicho Salas que logró resucitar al equipo, también fue gracias al hincha.

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Durante sus casi 122 años de vida, la historia de Alianza nunca se pudo contar sin mencionar a su gente, su hinchada. El equipo del pueblo. Ese que rompió los récords de asistencias este año, que llenó el Alejandro Villanueva y todos los estadios donde jugaron los íntimos de La Victoria. Ese que hizo historia en el fútbol femenino llevando -una vez más- 30 mil personas en la final nacional en la que se consagraron, y también llegó hasta Huacho para darle aliento al equipo de reserva que levantó el título después de once años.

Después de días convulsivos, con algunos desadaptados que aprovechan las redes sociales para dar rienda suelta a su lado matonesco, en Matute el hincha sabía que tenía que jugar su partido, que el resultado en contra no se iba a remontar solo en el campo de juego. Desde temprano, las principales calles victorianas lucían los colores azul y blanco, y se escuchaban cánticos a todo volúmen en algunas casas o tiendas. “Blanquiazul, vaya al frente”, era uno de los himnos de guerra para esperar el partido estelar.

Nunca estuvo en duda la realización del partido. Pero el mal augurio a que algún desadaptado haga algo que arruine todo estaba en el aire. Por eso, cuando la delegación de Melgar se hizo paso por la avenida Isabel La Católica en un bus de la Policía y con cientos de agentes resguardando su camino, el hincha atinó a cantar, a hacer sentir su localía de esa manera, como si fuera un futbolista que ya tiene tarjeta amarilla y no puede cometer una sola falta más porque se irá a las duchas.

La hinchada jugó su final aparte. “Esta final la jugamos todos”, fue el mensaje del club a través de sus redes sociales. Y el hincha aceptó el compromiso. Vestidos de azul y blanco -algunos de blanquimorado, esperando quizá algún milagro extra de octubre-, muchos se persignaron ante la imagen del Señor de los Milagros que está en el hall de socios ubicado en la tribuna occidente y salieron a las gradas a cantar. Faltaban casi dos horas para que inicie el partido, pero Matute ya retumbaba.

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