01/05/2024

Central aprendió a luchar para conseguir el objetivo

Viernes 13 de Mayo del 2016

Central aprendió a luchar para conseguir el objetivo

En una noche adversa, en la que extravió el brillo y descubrió el combate, el equipo rosarino superó 1 a 0 a Atlético Nacional, un rival con talento y personalidad; seria lesión de Pinola

En una noche adversa, en la que extravió el brillo y descubrió el combate, el equipo rosarino superó 1 a 0 a Atlético Nacional, un rival con talento y personalidad; seria lesión de Pinola

Tras su golazo desde lejos, Montoya va al encuentro de Salazar; más tarde, Central sufrió
Tras su golazo desde lejos, Montoya va al encuentro de Salazar; más tarde, Central sufrió. Foto: Marcelo Manera
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ROSARIO.- Son tiempos de definiciones. Subsistir o quedar en el camino. Pasar o dejar a un lado la pasión. Rosario Central es uno de los mejores equipos de la Copa Libertadores. Por eso, está en el privilegiado grupo de los ocho mejores elencos. Tiene fundamentos para creer que el viejo sueño es posible. Fútbol, personalidad y nombres propios. Algo superador a todo aquello: hambre de gloria. El equipo canalla, que no suele consagrarse en los interminables años recientes, tiene un deseo extraordinario de victoria. La que sea, no tanto. La Libertadores, esa es su obsesión. Por eso, el marco del público: una fiesta en Arroyito. Por eso, también, los nervios y la ansiedad que todo lo pueden. Por eso, además, el adversario ocasional es de primera. Atlético Nacional es un equipo peligroso. Juega lindo, a veces. Juega bien, de tanto en tanto. Le agrada el balón, por eso no lo larga nunca. Su fortaleza excede la polémica aquella en la definición contra Huracán, la noche bochornosa, protagonizada por un árbitro de cabotaje.

Lo único malo fue la lesión de Javier Pinola, que pasó la noche en el sanatorio Mapaci. A última hora todo indicaba un importante inconveniente óseo en el peroné derecho.

"Nos enfrentamos al mejor equipo en lo que va de la Copa", dijo días atrás Eduardo Coudet, el creador de una estructura confiable, que no termina de cerrar el moño de una consagración. Eso mismo habrá pensando, seguramente, luego del sufrido -y, también, indispensable- 1 a 0 sobre el elenco colombiano. Atrapado en la telaraña del juego atractivo colombiano en casi todo el desarrollo, tuvo una virtud extraordinaria. Sin el balón -su elemento vital- y con un juego apagado, a la sombra de su adversario, tuvo además del gol tres situaciones determinantes, que podrían haber cerrado anoche mismo. Un estímulo, el poder de fuego aún en la desventaja global.

"Me gustan los partidos de Copa, los decisivos. Partidos en los que ganás y seguís o se termina. Tienen mucha adrenalina. A este equipo lo veo concentrado. Nos tocó Atlético, si querés llegar al objetivo tenés que ganarles a todos", decía Chacho. Le habrá gustado a un simpatizante ocasional, desprovisto de la pasión canalla. Porque aparecieron pasajes sombríos de un equipo que, sin la pelota, pierde su esencia.

Se acomodó, a medida que transcurrieron los minutos, al adversario y al desarrollo. Mayor velocidad y precisión en los metros finales, al aprovechar con otro impulso el espacio vacío. Montoya y Cervi fueron los abanderados de los envíos cruzados, de los pelotazos, una respuesta necesaria frente a la superioridad colombiana.

"En la Copa no hay un candidato. La Copa es traicionera, en una racha mala, te fuiste. Por eso tenés que tener concentración y buenos partidos y, por sobre todas las cosas, hacer los goles", contaba Coudet.

No sólo marcó un gol: no le marcaron, un valor mayúsculo, cuando se juega como local. Aún en el desorden y en la desventaja existencial, supo reestructurarse en la parte final del espectáculo. Entendió cómo había que jugarlo, lo que significa un estímulo para lo que vendrá. Musto, Cervi y Herrera lucharon más de lo que jugaron, un mensaje interno que fue captado por casi todos.

El primer choque para el equipo rosarino en los cuartos de final acabó con una sonrisa medida. Si espía el horizonte, tiene una buena razón para creer en el más allá. Un gol, el jueves próximo, en Medellín, podría ser la llave decisiva para las semifinales. Sin embargo, para eso falta un largo camino. Atlético Nacional es un equipo muy interesante, nunca perdió la línea y en su casa, es una aplanadora. Central lo sabe. Sin embargo, tiene la llave en sus manos. Sabe cuándo jugar. Y cuando poner la pierna fuerte.

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