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-¿Cómo viviste la victoria de Alianza ante Libertad en Paraguay?
No soy de vivir mucho de los recuerdos, pero este triunfo me trajo algunos pantallazos del partido que ganamos a Olimpia en 2003. Además me puso contento porque no solo se rompió la racha, sino que Chicho (Salas) estuvo ahí, dirigiendo a ese equipo. Él es de los pocos exjugadores que tuvieron esa voluntad de invertir tiempo y dinero en su capacitación para seguir en el fútbol. Estuvo en el club hace muchos años, primero en menores, dando pasos lentos pero seguros. Se merece más que nadie estar donde está.
-Aparte, él también estuvo en ese triunfo hace dos décadas…
Claro. Chicho es un hombre de la casa, ganó cuatro campeonatos como jugador. Sabe y siente lo que es ser un aliancista.
-¿Este tipo de triunfos suelen ser síntomas de mejoría en el fútbol peruano? ¿De para ilusionarse? Sobre todo sabiendo que Alianza enfrentará este jueves a Atlético Mineiro en Brasil…
Esperemos que sí. Lo que sí veo este año es que hay un nivel de jerarquía superior en los jugadores. Un aspecto muy importante es cómo armas tu equipo y los planteles se deben confirmar con miras a competir internacionalmente. Esa debe ser la visión de los equipos peruanos, tener esa ambición. Ya los resultados en el torneo nacional se pueden dar por añadidura.
-¿Por qué le costó tanto a Alianza romper esa racha en Libertadores?
Creo que tiene que ver con la seriedad y fortaleza que tengan las instituciones. Hoy, Alianza está bien económicamente y eso va de la mano con los resultados deportivos porque puede contratar mejor y así lo ha hecho. Para competir afuera, la institución tiene que ser sólida.
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-¿Hoy Alianza es una institución sólida?
Desde afuera parece que sí lo sales.
-Estuviste en Alianza hasta 2019, antes de llegar a la FPF. ¿Hasta ese año, Alianza iba camino a ser lo que es ahora?
Alianza iba camino a generar esa solidez institucional que tiene ahora. Cumplía con sus obligaciones, las áreas iban profesionalizándose y formándose con gente capaz. Falta dar ese salto de calidad para competir internacionalmente, algo que han logrado ahora. Repito: eso tiene que ver con lo económico porque el club ha crecido mucho económicamente y eso, además del trabajo de todos, es gracias al hincha. Ahora mi gran sueño es que el siguiente paso tenga que ver con infraestructura, crear patrimonio para el club. Eso, claro está, es tener un Centro de Alto Rendimiento, que ojalá se haga realidad pronto.
-¿Por qué a Alianza -y a los otros clubes- le cuesta tanto vender jugadores? ¿Cuál es el problema en la formación de futbolistas?
Hablando estrictamente de Alianza: hay que recordar que hubo una época, hace pocos años, en la que el club tenía serios problemas económicos. Y cuando eso pasa, los primeros afectados siempre serán las categorías menores porque habrá recorte de presupuesto. Es como cubrirse la cabeza para destaparse los pies. Eso pasaba en el club. No habían buenas condiciones para la formación, por lo que hubo una fuga de talentos importante.
-¿La racha negativa en la Libertadores también afectaba a las divisiones menores?
Sí, también. Pasa que cuando el primer equipo está bien, todo es felicidad. Pero si deportivamente te va mal, empiezan a cuestionar por todos lados y lo primero que hacen es poner el ojo en las divisiones menores, que no se forma bien, que no se trabaja…
-¿Cómo era trabajar en Alianza en esos años?
En el tiempo que estuvimos, en Alianza pasaron como tres administraciones. Los cambios eran complicados porque cada uno venía con ideas nuevas, con su gente. En ese momento, cuando cogimos el proyecto en 2012, recuerdo que a los entrenadores se les debía nueve meses y no había plata ni para pagar la luz. No había presupuesto y en cinco años no había campeonato ninguna categoría. Tampoco los chicos habían viajado a torneos internacionales. Ese era el contexto.
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-¿Qué hicieron para sobrevivir?
Hicimos un trabajo de gestión. Organizamos campeonatos internos, vendimos uniformes, teníamos que cobrar 39 soles en la escuela base. Entonces a medida que generábamos más recursos, mejorábamos las condiciones de trabajo. Hicimos un trabajo agresivo en la captación de menores también. Y recuerdo, por ejemplo, que Alianza no tenía escuela de base; es decir, de doce años para abajo. Entonces ampliamos el trabajo de escuela base hasta los siete años.
-Hoy en Alianza existe un gran problema: no hay promoción de jugadores. Sí algunos debutan, pero no se consolidan en un plantel repleto de figuras destacadas…
En menores se trabaja bajo tres pilares. El primero es la captación de talento para tener la mejor materia prima posible. El segundo, la formación de los jugadores, el modelo de juego, la metodología, cómo los entrenamos y todo lo que viene con eso. Y el tercero es la promoción de jugadores. El primero y segundo dependía de nosotros; el último, del técnico que esté en el primer equipo. A veces al entrenador no le gusta dar oportunidad o la obligación de ganar hace que se centre más en los experimentados. Eso ha ocurrido. Ahora Chicho está llevando poco a poco a los chicos, los convoca, los hacen debutar, les da minutos. Pero siento que ese es un gran problema en el Perú. ¿Por qué no promocionan su producto? Es como cualquier negocio: si quiero vender pasteles y no están en la vitrina, los tengo escondidos en el almacén, nadie me va a comprar. Es así.
-Hablando del Chicho. Jugaste y campeonato con él como futbolista. Trabajaste con él en las menores de Alianza. ¿Cómo es dentro de un vestuario? ¿Siempre ha sido un líder?
De jugador siempre fue profesional y esa exigencia con la que trabajaba es la que le pide a sus equipos. Una de las cosas que más valora un jugador es que el técnico sea frontal y honesto. Al futbolista no le gusta que le mientas, que le digas una cosa y termines haciendo otra. Y eso tiene Chicho. Es muy sincero, no tiene doble discurso. Y por eso creo que lo respetan.
-¿Te sorprendió que como técnico llegue hasta donde está en poco tiempo y que su techo aún esté más arriba?
No. Chicho ha tenido años trabajando en menores en Alianza. Esperó su oportunidad para tomar el equipo de reserva. Luego fue asistente en Primera dos o tres años y, cuando se le presentó una chance pequeña, lo hizo muy bien, salió campeón, se ganó el respaldo. Lo que sí veía cuando él estaba en menores es que tenía perfil para dirigir en Primera, con jugadores profesionales por su forma de dirigir, de hablar. Es pragmático, quiere ganar, es ambicioso en ese sentido, y eso, en divisiones menores, donde importa más cómo forman a los chicos, a veces juega en contra.
-Tomó en el equipo y en pocas fechas, logrando una remontada increíble, lo sacó campeón. Rompió la mala racha en la Libertadores. Para muchos, Chicho es un ‘tocado’, un Ricardo Gareca para Alianza Lima. ¿Opinas lo mismo?
Yo creo que sí. Para ser técnico hay que tener ángel. No todos los técnicos lo tienen, Chicho sí. He visto un montón de entrenadores que hacen un trabajo espectacular durante la semana, estudiosos, trabajadores, meticulosos y al final no ganan. No digo que Chicho no lo sea, pero también necesitas tener ese extra que te acompaña. Además, él es un ganador, siempre lo ha sido. Lo transmitía desde que era compañero de él a la hora de jugar. Exigente, trabajador. No regalaba ni un “cachito”. Él era uno de los jugadores que más premios se llevaba porque era de los que más participaba.
-¿Este plantel 2023 es mejor que el del Centenario?
Es un equipo que tiene una jerarquía y jugadores que nunca había visto. En el 2001 hubo grandes refuerzos, jugadores que ya habían salido campeones como Palinha que antes de llegar al Perú fue multicampeón nacional e internacional. Ese año se armó un gran plantel, pero a los seis meses de haber campeonado comenzó a haber problemas económicos. Se campeonó, pero después vinieron las consecuencias. Algo que lo que parece es que no ocurre ahora.