México 86, el mundo unido por un balón. Esa era la frase que acompañó todo el Mundial realizado en tierras aztecas que vio como Diego Armando Maradona alzó el trofeo de campeón con la selección argentina.
La 'Albiceleste' superó muchas barreras para adjudicarse como el mejor equipo del mundo en aquel año. Y, cada circunstancia que dejó atrás lo hizo con mucha elegancia y arte. Todo esto gracias a un inolvidable Diego Armando Maradona.
Muchos cuando hablan de Maradona y México 86 automáticamente asocian la 'Mano de Dios' y el 'Gol del Siglo'. Están en lo cierto, pero el mítico '10' argentino tuvo tiempo para realizar otro tipo de magia antes de esas grandes jugadas.
El jueves 5 de junio de 1986, Argentina tenía que afrontar un importante partido ante Italia en el Estadio Cuauhtémoc por el Grupo A. Los europeos habían empatado en su debut ante Bulgaria. Mientras, la celeste y blanca venció con autoridad a una inédita Corea del Sur por 3-1.
Apenas el reloj señalaba 6' del partido cuando Jan Keizer, árbitro del compromiso, señaló penal por mano de Garré dentro del área. El atacante azurri Alessandro Altobelli se paró frente al punto de penal y batió a Nery Pumpido.
Pero, para solucionar todo lo adverso apareció la magistral clase de Diego Armando Maradona. El 'Pelusa' solo acarició el balón al poste izquierdo como si se tratara de la caricia de un ángel. Toda la construcción fue de los cimientos alados hechos personas, Jorge Burruchuga y Jorge Valdano.
Diego Armando Maradona era una adelantado para su época. Jalaba marca, desesperaba a sus rivales, tenía carisma e ingenio para elaborar sus goles. Era inigualable. Si no, pregúntenle a los ingleses y a Peter Shilton.
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— El Comercio (@elcomercio) 5 de junio de 2016