La pregunta era hasta qué minuto iba a resistir la debutante Vietnam. Y la respuesta llegó rápido: a los 13′, Sophia Smith marcó el primero de los tres tantos con los que Estados Unidos se llevó la victoria en su estreno en el grupo E del Mundial Femenino. De ahí en adelante, el partido fue mero trámite: Smith (45′+7′) de nuevo y Horan (77′) anotaron, incluso la legendaria Alex Morgan falló un penal en el duelo del viernes por la noche.
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Las actuales bicampeonas quieren hacer historia: el tricampeonato, algo que nadie nunca logró desde la primera Copa del Mundo en China en 1991. Y no solo se trata de ilusión, sino de una base sostenida que las pone como favoritas al título y potencia en el fútbol femenino: tienen cuatro títulos mundiales (1991, 1999, 2015 y 2019) y cuatro medallas de oro olímpicas.
Lejos de ser dominante en el fútbol masculino (aunque en junio ganó la Liga de Naciones de la Concacaf), el seleccionado femenino es de los mejores del mundo. Y eso se ve reflejado en cada torneo. Para el partido inaugural, por ejemplo, el técnico Andonovski alineó solo a cinco sobrevivientes del último Mundial. Si no está Megan Rapinoe, figura estelar en Francia 2019, ahora es el turno de Smith, Rodman o DeMelo. No hay dramas con el recambio porque hay talento.
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El secreto del éxito
Que Estados Unidos haya llegado a dominar el fútbol femenino no se dio de la noche a la mañana. Tampoco fue por algún milagro. Existe un trabajo detrás que llegó a su logro máximo en febrero de 2022 cuando, luego de tres años de lucha, la federación de fútbol estadounidense (US Soccer) accedió a que las mujeres futbolistas reciban los mismos salarios que los hombres. Igualdad le dicen.
En el país norteamericano las universidades ocupan un factor importante en el crecimiento del deporte. Según datos de la FIFA publicados en 2014, casi 16 de las 30 millones de jugadores censadas en todo el mundo son estadounidenses.
El “soccer” femenino basa su fuerza y su vitalidad en el sistema universitario desde que una ley promulgada en 1972, bautizada como “Title XI”, obligó a las universidades a crear programas deportivos dedicados exclusivamente a sus mujeres.
¿Qué falta para que el fútbol femenino deje de ser amateur en el Perú? Que todos seamos una sola idea, una sola fuerza: clubes, entrenadores, administradores, medios de comunicación e hinchada. Es la única forma de demostrar que merecemos este oficio tan querido y luchado por muchas. Creo que es importante mirar lo que ocurre en Sudamérica, nuestros rivales directos: estamos muy por debajo del nivel requerido, sin duda hay falencias que si bien es cierto ya no se pueden trabajar en mayores, aún se puede hacer en menores, pero necesitamos el apoyo de todos para poder aplicarlo y seguir avanzando.
Sin duda alguna, Alianza Lima está trabajando muy bien el tema administrativo y de comunicaciones. Eso ha incentivado a que clubes y empresas privadas se interesen en invertir. Así generan una competencia en los otros clubes y potenciamos nuestro fútbol femenino.
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Una realidad totalmente distinta a la que se vive en Perú, por ejemplo. “Aquí tienen que entrenar, trabajar y estudiar. Eso hace que el rendimiento de las jugadoras nunca llegue al 200%. En cambio en Estados Unidos las chicas solo se dedican a jugar al fútbol”, analizó Marisella Joya, campeona de los Bolivarianos 2005 con Perú, en el programa “Al Ángulo”.
Si acá el fútbol femenino aún es amateur (existe un proyecto en la FPF para que en 2027 se logre la profesionalización), en Estados Unidos es profesional desde 2001.
Dos años después del título mundial del ‘Team USA’ en casa en 1999, el fútbol femenino entró en la era del profesionalismo con un primer campeonato (WUSA) que enfrentó a ocho equipos. Ese primer intento solo duró tres campañas pero dio pie al nacimiento a continuación del WPS en el 2008 y a la NWSL en el 2013.
El año pasado, San Diego Wave, equipo fundado en 2021 y en el que juega Alex Morgan, batió récord de asistencia en la liga con 32 mil hinchas. “Es increíble pensar que hace un año no había equipos profesionales de nuestra liga en California y ver cómo se ha desarrollado”, comentó la delantera de 34 años que está disputando su cuarto Mundial.
Estados Unidos es el primer mundo al que Perú hoy mira desde muy lejos. Hay muchas cosas por imitar, pero primero se debe curar un deporte que en nuestro país está enfermo por falta de interés.
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