No hay quién discuta que el último gran equipo de Universitario de Deportes fue el que ganó el Descentralizado de 1974, cuando cumplió 50 años. Era un cuadrazo que se mantuvo 36 partidos invicto, marcó 96 goles y apenas recibió 41. Su técnico, don Juan Eduardo Hohberg, tenía tres aviones en el ataque que marcaron 69 tantos: Oswaldo Ramírez, Juan Carlos Oblitas y Percy Rojas. Sus suplentes, Juan José Oré y Marcos Portilla, anotaron 16 y 8 goles, respectivamente. El capitán era Héctor Chumpitaz, en la volante aún mandaba Rubén Techera y Lucho Rubiños alternaba en el arco con Humberto Horacio Ballesteros. No clasificó a la final de la Libertadores del 75 por un inesperado empate ante Unión Española en Lima.
ANÁLISIS: Los peligros del nuevo Messi: ¿qué Lío enfrentaremos cuando Perú y Argentina se vean las caras en dos meses?
Luego de que se concretara la despedida de la Copa, todo fue oscuridad. Los problemas económicos se desataron, Hohberg se fue tirando la puerta y, semanas más tarde, el plantel entró en huelga. La crisis deportiva e institucional alcanzó su pico apenas 3 meses después de estar cerca de tocar la gloria: el 21 de setiembre, en Matute, la crema fue goleada 6 a 1 por Juan Aurich.
La dicha por campeonar en el año del centenario es un sueño perseguido por cualquier hincha. Melgar contrató a Reynoso para celebrar en el 2015; Boca se llevó el Apertura argentino en el 2005; Cerro Porteño, con Jorge Fossati, celebró sus cien años como campeón en el 2012. Juventus, Milan y el Barza son parte de este selecto club de centenarios orgullosos.
Pero la presión por dar la vuelta en ese año tan significativo es también un tentador acicate para fabricar promesas desbandadas, rellenar chequeras infinitas y destrozar los nervios de contadores y tesoreros.
LEE: “Se avecinan tiempos mejores para Ferrari”: los cambios para volver a reinar en la F1
Algo de eso ocurrió con Alianza en el 2001, cuando armó un ‘dream team’ con Paulo Autuori en el banco, contrató a Palinha, recuperó a Waldir y le asestó dos puñaladas en el corazón al compadre sacándole a su goleador (Esidio) y a su joya (Ciurlizza). Ganó el Apertura, pero el Clausura lo terminó con la lengua afuera. La final se la llevó ante Cienciano en un partidazo definido in extremis en el Cusco.
Del otro lado del celular, Jean Ferrari, administrador de la U, me dice que no van a arriesgar la salud financiera del club por sumar una nueva estrella en el 2024. “No vamos a ser irresponsables”, insiste, y precisa que la situación se encuentra estabilizada. ¿Habrá algún golpe de efecto, como sacarle un jugador a Alianza? “No es nuestro estilo”. El objetivo deportivo es campeonar, aunque prefiere no revelar sus cartas.
Sobre el proceso concursal, explica que si la deuda se “sincera” -hay una casación de por medio cuyo resultado debe conocerse próximamente-, el club podría empezar a pagar el próximo año.
Universitario no es solo un club de fútbol. Tampoco alcanza con definirlo como una pasión. Es mucho más que eso. Usaré una definición que me dio un experimentado exdirectivo: es un fenómeno social.
Que sean 99 años más.