En su casa se respiraba fútbol por su papá. Su familia era hincha de Alianza Lima, pero él creció futbolísticamente en Sporting Cristal. Se inició como puntero derecho, pero en el camino aprendió a patear el balón con el pie izquierdo motivado por la admiración que tenía por el juego de César Cueto. Con el tiempo se hizo carrilero debido a su incansable ida y vuela. Fue un verdadero ‘trotamundos’ en los años noventa. Hablamos del exjugador Percy Olivares, quien en cuatro Eliminatorias (90, 94, 98 y 2002) con el ‘equipo de todos’ fue prácticamente inamovible como lateral izquierdo.
El ‘Zancudo’, como lo apodaron desde sus inicios en el fútbol, fue el nuevo invitado de ‘Los Titulares de Puchungo’ a través de Depor. En una charla imperdible con Alfonso Yáñez, el coaching de psicología deportiva y actual comentarista en ESPN, hizo un repaso de su hoja de vida en el fútbol, recordó cuando se enfrentó a Zinedine Zidane, contó divertidas anécdotas y experiencias, tras veinte años de carrera deportiva.
¿Por quién te inicias en el fútbol?
Por mi papá (Juan), quien gracias a Dios está vivo, y jugó en Centro Iqueño, Ciclista Lima, Alianza Lima y Unión Callao. De ahí nace la estirpe futbolística, pero mi hermano Pedro también jugaba. Mi papá era puntero derecho. Jugó con Valeriano López, ‘Toto’ Terry, Joya, muchos, pero en ese tiempo era poco común que esos grandes monstruos se codeen con futbolistas que no eran profesionales. Quienes salimos futbolistas profesionales fueron mi hermano Pedro y yo. En esos tiempos jugabas por condiciones y con la fortuna que alguien te vea. Junto a mi hermano Pedro hicimos un camino juntos hasta que llegamos a profesionales. Después llegamos a Sporting Cristal. A él (Pedro) lo promocionan primero, yo era infantil, él juvenil.
Pedro, tu hermano, también era defensor...
No, era puntero derecho como yo y mi papá. Eran los tiempos en que los hijos de los futbolistas teníamos muy grabado ser como los papás. Mi hermano estuvo en una preselección. Recuerdo que iba a verlo jugar a los entrenamientos. Yo sé que mi papá se siente orgulloso de nosotros. Cumplimos un camino en el fútbol.
¿Quién te recibió cuando llegaste a los juveniles de Sporting Cristal?
La historia comienza así, mi papá como exjugador conocía a Alberto Gallardo, igualmente a otros futbolistas, y él me llevó a Alianza, el equipo de sus amores. Después, el ‘Cholo’ Castillo nos recibe, pero no llegamos a probarnos. Paralelo a eso, había campeonatos de prensa, de menores, y en ese ínterin, mi papá nos llevó a Sporting Cristal. Alberto Gallardo nos dijo que todavía no, así que seguimos jugando nuestro campeonato de última hora, hasta que comenzamos a destacar. Quién me forma como futbolistas es el profesor Óscar Salas. Nos tuvo desde los diez hasta los catorce años. Después de eso, en uno de los campeonatos, don Alberto Gallardo me ve jugando, al igual que un grupo, y nos lleva como infantiles.
Fuiste de los jugadores que aprendió en canchas de tierra y se enfrentó a grandes...
Sí, y me enorgullece. Jugué con albañiles, constructores, y en canchas de tierras. Esas cosas nos obligaban a tener mejor dominio de balón. Yo creo que en todos los barrios existen las leyendas. En mi barrio (Jirón Flores Tristán, en San Martín) había legendarios, personajes que te quitaban la pelota. Cuando juego pido sus almas, tuve una infancia feliz. Hay muchos momentos que dan nostalgia, y tienen un espacio en la vida.
Tú padre fue tu espejo a seguir...
A mí no me gusta dibujar una bonita historia. Yo nunca pensé que me iba a convertir en profesional, pero sí veía sus fotos y ver como salía de costa. En la mayoría de las fotos salgo de costado, sea en la selección y en clubes que jugué. Lo hice pensando en él. No sabía si me iba a convertir en profesional. Después yo no sabía si iba a ser futbolista profesional. Cuando yo me convierto en futbolista profesional no tenía ni idea de serlo. Cuando me convierto en futbolista profesional me convierto en ordenado. A mí me promocionan de juveniles a Primera, debuto muy rápido y cambio mi vida futbolística.
¿Qué tenías pensando hacer?
Yo vivía el día a día, era feliz. Seguramente pensé que iba a tener quince años toda la vida, no tenía conciencia de eso. No es como ahora, soy muy sincero, yo era muy feliz viviendo con mis papás, después cuando me convierto en futbolista, cambia un montón de cosas.
¿En qué momento decides dejar de ser puntero y jugar como defensor?
La gente no sabe que aprendía a patear con la izquierda porque admiraba mucho a César Cueto. Hasta el día de hoy, cuando lo veo me emociona. Aprendí de manera casual. Tuve la inspiración en César Cueto, quien me acompañó durante toda mi carrera en el fútbol.
En algún momento le contaste a César Cueto...
Sí, él es una persona que admiro mucho. Es catecúmeno, igual que yo. Dios lo puso en ese sitio. Es una inspiración para todos en el Perú. Me parece muy desatinado que las autoridades del fútbol no aprovechen a un personaje como él.
Jugaste frente a uno de tus ídolos: Zidane...
A mí me tocó bailar en una fiesta del fútbol entre grandes. Tengo la anécdota con Zidane, así como con varios, pero con él fue especial, ya que lo admiraba. Encima me firmó la camiseta, eso fue la cereza al pastel. Es la única camiseta que tengo.
Jugaste Champions League, UEFA y en ocho diez distintos. ¿Qué tal la experiencia?
Yo no tenía idea de que iba a jugar en tantos clubes, el hecho de no haber tenido representante me permitió jugar en muchos países, y estar en la selección, también. Fueron países mundialistas como Alemania, Brasil, Argentina, México, eso le da un poco de peso a mi carrera. Me fui adaptando a las cosas, no hubo un plan, el hecho de jugar todo el tiempo en la selección y con mi carta en la mano me facilitó.
¿En qué liga te sentiste futbolísticamente mejor?
En Alemania se me hizo fácil. Cuando me voy de Sporting Cristal a Alemania, me dijeron que iba vendido al FC Núremberg , pero llego y fui a la pretemporada. Recuerdo que, entré al hotel, y en la tarde tuve partido. La rompo. Terminé ese partido, y me dicen que pasado mañana tenía otro partido. Llegó ese día, la volví a romper. Terminé de jugar y firmé contrato. No fui contratado, me llevaron a prueba. Yo ni preguntaba. Lo que le quiero decir a los chicos es que confían más en ellos. Le llenan la cabeza a través de la televisión, no todo es difícil.
En Grecia destacaste y terminaste hablando bien el idioma...
Cuando fui a Grecia con un poco de desgano, pero cuando llego, me encuentro con un recibimiento especial. Termino jugando Champions League, UEFA, no tenía mucha conciencia lo que estaba jugando. Hasta ahora hablo en griego, aprendí bien. En el Paok jugué con el ‘Tren’ Valencia, un gran jugador.
¿Qué técnicos marcaron tu carrera deportiva?
Te menciono a dos: Miguel Company y Jorge Valdano. Company era un atrevido. Me hizo debutar contra la lógica del fútbol peruano. Yo tenía 16 años y me hizo debutar en Cristal. Fue en el entretiempo entre Purizaga y César Adriazola se pelearon, el ‘Loco’ Company me dijo que me cambie, debuté e hice gol contra CNI. El otro fue Jorge Valdano, quien me hizo creer todo lo que otros trataron de hacerme ver en el fútbol. Me las dijo de una forma tan pulcra y en los momentos precisos, me cambió el chip del futbolista de barrio al profesional, con él aprendí eso.
Miguel Company era rayado, no entraba en vainas...
Sí, andaba con revólver, era loco. También me tuvo de entrenador en Deportivo Cali, me llevó tras campeonar en Sporting Cristal. Siempre le he tenido una admiración muy grande. Es uno de los técnicos incomprendidos en el fútbol peruano.
Tuviste una época en la selección nacional que no pudo ir a un Mundial...
Si se tratase de merecimientos, nosotros merecíamos ir a un Mundial. Es la peor frustración de toda mi generación. Las Eliminatorias donde nos pifiaban, gritaban, pero nos eliminan de una forma muy dura. Hubiese sido mejor que nos eliminen feo, dolió más. Es algo con lo que vamos a cargar toda la vida. Nuestro gran premio fue ver a la gente llorando y aplaudiendo ante Paraguay, en el Nacional, a pesar de no haber clasificado.
¿Costó dejar el fútbol?
Fue un sufrimiento. La gente no sabe que yo me desaparecí. Pasé cosas fuertes. También vino la separación de mi esposa, problemas personales, el fútbol. La gente ni supo de mí. Son años que valoré muchísimo la vida. Aprendí a conocer realmente lo que tenía valor. Tenía desordenada mi prioridad de valores. Después de esos dos años, Dios me recogió y mostró la luz. A partir de ahí Dios es mi vida.
Tu excompañero en la selección, Juan Reynoso, está por iniciar el camino de la bicolor en las Eliminatorias...
Me gustaría que la selección vaya a un Mundial de la mano de Juan Reynoso, un peruano. No soy nacionalista, pero me encantaría que en el Mundo digan que el entrenador peruano es Juan Reynoso.
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