“Voy a llamar a uno que ustedes no esperan”, dijo Markarián en 2013 en la conferencia de Videna. Previa a la gira con Corea, la interrogante de los periodistas era quien sería el tapadito que se sumaría como invitado a la selección adulta. Se pensó en jugadores de la liga, pero el futbolista elegido terminó siendo un talentoso de la sub 17, que “juega de central o volante”, que “Ahmed ha promovido” y que “no se la dejó tocar a Pizarro” en la practica del equipo adulto. El jugador era Renato Tapia.
OPINIÓN: “Nunca vimos un arquero peruano del nivel de Gallese. Sus reflejos felinos son comparables a los de Fillol o Casillas”
Elogiado por Markarián y potenciado por Gareca, hoy Reynoso también lo utiliza, pero en una posición que lo regresa a sus orígenes más defensivos: la zaga. Los puntos de contacto entre Tapia y Reynoso no son pocos: ambos ganaron fama inicial como volantes antes de ser centrales en la selección, ambos fueron capitanes desde chicos en las juveniles peruanas, ambos se internacionalizaron desde el comienzo de sus carreras (Reynoso en Sabadell, Tapia en Feyenoord) y ambos son de este perfil de jugador técnico que combina clase para tocar y oficio para marcar. Tapia no es Reynoso pero fue figura como back, nada menos que ante Brasil.
Su ingreso refuerza la idea de la búsqueda de perfiles versátiles en este ciclo. Luego del entretiempo en Paraguay , cuando Reynoso lo hizo back por la amarilla de Araujo, cabía preguntarse si lo usó en esa posición por gusto o por necesidad, pero ponerlo de titular ante Brasil ahí dejó claro que el seleccionador quiere un central con salida. En otras palabras, si antes teníamos la duda de si el Reynoso-entrenador hubiera citado al Reynoso-jugador, ya no la tenemos más. Basta ver a Tapia.
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