La palabra pasión viene del latín “patior”, etimológicamente significa “sufrimiento”, padecimiento”. Por ello, el camino de Jesús a la cruz es “La Pasión de Cristo”. El fútbol tiene mucho de sufrimiento, por lo tanto, tiene mucho de pasión. Ver un partido con el reloj en la mano hasta el último minuto con la esperanza de que se logre el gol del triunfo para alcanzar un título, o esperar que otros resultados se den en paralelo para salvar un descenso, son parte de historias que se escriben cada temporada. La “U” llevaba diez años acumulando este “sufrimiento” y viendo, especialmente, cómo los últimos dos, Alianza Lima, su eterno rival, ganaba títulos, sumaba nuevos contratos con patrocinadores y generaba impacto internacional con sus acciones.
ANÁLISIS: Las contundentes razones del título de la ‘U’ y la debacle de Alianza
Pero el sufrimiento tuvo fecha final el último miércoles 8 de noviembre cuando los hombres del técnico uruguayo Jorge Fossati decidieron aprovechar la oportunidad histórica de cerrar diez años de sequía de celebraciones y encima lograr este objetivo en Matute. Dieron la vuelta olímpica a oscuras en la Victoria, pero al día siguiente empezaron a diseñar lo que será una apasionante celebración que hubo la tarde del último domingo en el Monumental. Una celebración merecida, porque ha sido un club que este año ha demostrado, que bien gestionado, puede ser muy poderoso.
Con una hinchada que ha llenado las tribunas en cada uno de los partidos, sin importar la categoría del rival. Con un trabajo de marketing notable que ha generado una serie de experiencias para los fans en el estadio y una ejemplar estrategia en digital que ha permitido a los hinchas cremas estar más cerca de su club a través del contenido. En este aspecto, es importante señalar que Jean Ferrari, en la gestión del club, en poco tiempo, ha formado un equipo exitoso.
Ver noticia en El Comercio: DT