Hay un detalle fundamental en toda esta novela de la desvinculación de Juan Reynoso como director técnico de la selección peruana que merece una especial atención: parece que, para Agustín Lozano, presidente de la Federación Peruana de Fútbol, una firma no tiene valor, con todo lo que eso significa. Es letra muerta, atentando contra la reputación de hacer negocios en la organización que dirige. Lo más grave es que esta situación se está convirtiendo en un modus operandi en la FPF.
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Recordemos, ¿cuál fue el principal problema del conflicto de los derechos audiovisuales de la Liga 1? Que los clubes con la asesoría de la FPF decidieron no respetar la cláusula de preferencia a favor del Consorcio Fútbol Perú para la renovación de los contratos. La consecuencia serán millonarias compensaciones en las demandas de arbitraje a favor de CFP que podrían dejar a los clubes quebrados. Esta disputa está en proceso y el 2024 podría ser un año de muchas novedades (negativas) para el fútbol peruano.
¿Por qué Juan Reynoso no se desvincula de la FPF? Porque no quieren respetar la cláusula de indemnización por término unilateral del contrato y buscan pagarle mucho menos de lo que se firmó. Si este caso se va al TAS o a un arbitraje, el monto a pagarle puede ser mucho mayor al que figura en el contrato si le sumamos los daños y perjuicios.
Actualmente la imagen de Juan Reynoso está por los suelos. No sólo por lo deportivo, donde falló demasiado, sino también se está cuestionando su poca flexibilidad para llegar a un acuerdo por su desvinculación, cuando en realidad ha aceptado una reducción del 50% de lo que acordó por un contrato que resta por pagar cerca de cinco millones de dólares.
El viaje de Juan Carlos Oblitas, Director General de Fútbol de la FPF, ha sido humillante desde el inicio. Nunca en mi vida vi a al Ciego mentirle de manera tan descarada a los periodistas diciéndoles que se iba de viaje a Estados Unidos y no a Montevideo para reunirse con Jorge Fossati para ofrecerle el cargo, que, al momento de escribir esta nota, aún ostenta legalmente Reynoso. Oblitas al final no se reunió con Fossati, sino con su “entorno” y regresó con las manos vacías a Lima. Lo correcto era que el Ciego respalde a su ex compañero de trabajo antes de ir a buscar a su reemplazante. Debió exigir que todo lo documentario esté en orden antes de empezar negociaciones. Pero entró en el juego de Lozano y se quemó.