22/12/2024

“Las verdaderas dudas son quién llega por Fossati y quién por Quispe”: el Centenario, 27 títulos y el gran reto de la ‘U’ | OPINIÓN [VIDEO]

Hace un año

Con dos refuerzos extranjeros asegurados –el ‘9′ Dorregaray y el arquero Britos–, la ‘U’ cierra el año con una chapa que le da tranquilidad para construir su futuro: salió campeón y debe ir por el Bi.

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La propuesta fue el viejo 3-5-2, que bien entrenado es un duro castigo para un fútbol por siempre dominado por la línea de 4 y el conservadurismo táctico que, como se vio, tuvo pocas respuestas contra este “revival”. Dice algo de nuestro medio, el peruano, que la efectividad de un sistema que fue novedad hace 40 años esté intacta. Y lo está.

El entrenador uruguayo entendió que Di Benedetto, Riveros y Corzo podrían hacer de marcadores y aprovechó la obediencia de Polo y Cabanillas (terminó sentando a Bolívar) para el ida y vuelta por las bandas. Polo, todo se ha dicho, es el clásico jugador subestimado por el hincha hambriento de firuletes y apreciado por todo técnico que lo entrena. Palmas para él. Al medio, Ureña fue el mejor ‘5′ en tiempo en la liga peruana, un volante de marca con buen pie de nivel de selección (está por encima de Pulgar o Echevarría, si me apuran), acompañado por un Pérez-Guedes justito y el enorme talento de Piero Quispe, cómodo en libertad, de alguna manera, un volante libre pero aplicado con vocación de ‘8′. Adelante, Flores empezó a su recuperar su nivel como segundo delantero (siempre tuvo gol) a la vez que la hinchada crema sufría y gozaba con Valera, quien a pesar de anotar 15 goles en 30 encuentros pareciera haber errado por lo menos 15 más.

¿Qué es mejorable de cara al próximo año? El aficionado pedirá un reemplazo para Carvallo –de hecho, acaba de fichar al mejor arquero del campeonato uruguayo 2023, Sebastián Britos, de 35 años–, una mejor opción que Pérez-Guédes por derecha y un ‘9′ más acertado –todo indica que será el argentino Diego Dorregaray, 31 años, que proviene de la liga de Chipre–. Pero las verdaderas dudas, a días de la pretemporada, son en realidad dos: quién llega por Fossati y quién por Quispe, si finalmente se va.

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Sobre Fossati, ha hecho excesivo daño su demorado pase a selección, aunque sea entendible desde el punto de vista profesional. El uruguayo busca rehacer la narrativa de Gareca (campeón con la ‘U’ seguido de la clasificación mundialista) y tiene las condiciones para ello. El punto es que Ferrari y Barreto deben conseguir un entrenador o que construya sobre el 3-5-2 (dicho sistema es una religión, sí, pero no mayoritaria en Sudamérica) o que replantee de cero el equipo. No es sencillo. El papelón que hizo Larriera en la última final con Alianza Lima es una buena advertencia para los advenedizos que piensan que es posible cambiar esquema abruptamente sin afectar rendimientos.

Sobre Quispe, debe emigrar para crecer. Y de preferencia no a la liga mexicana, que siendo competitiva es una moledora de carne para el talento peruano (funciona como una jaula de oro: nadie sale de ahí). Aunque el viaje a Europa ofrezca menos recompensas a corto plazo, el verdadero triunfo deportivo y económico está en el Viejo Continente, pues es ahí donde se pone en valor y se mide a la clase mundial, de la que él debe formar parte. A sus 22 años, Piero todavía está a tiempo de medirse con lo mejor. No es un capricho de espectador, sino un deber moral. En cualquier disciplina, el talento tiene una responsabilidad: llevarla lo más alto posible. Ojalá esté bien aconsejado.

Para Universitario, el Centenario se asoma todavía con dudas, pero con una gran tranquilidad: podrá recibir el 7 de agosto como campeón nacional. Sobre ese alivio se debe construir.


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