Diego Dorregaray, con pasado inmediato en la exótica liga de Chipre, fue el elegido por la directiva crema. Un atacante poco conocido para la hinchada crema, que en principio le dio el beneficio de la duda. Sin embargo, en tres partidos el argentino tampoco ha ayudado y todo hace indicar de que en la ‘U’ volverán a depender de la capacidad goleadora de Alex Valera, que se alista para cumplir su suspensión y volver en la fecha 4. Es decir, se invirtió tanto en un ‘9′ que podría acabar siendo el suplente del titular del 2023.
Y un tema aparte. ¿Quién es la tercera opción para ponerse la anhelada ‘9′? Ni Christopher Olivares ni Yuriel Celi son especialistas en esa posición, y la distancia es muy grande si le echamos una mirada a las divisiones menores. Universitario de Deportes no tiene un centrodelantero en menores con números que entusiasmen a Fabián Bustos para que sea promovido. Y ahí entra en cuestión el gran dilema del mundo crema, que en la búsqueda de refuerzos apunta más al corto y media plazo, y no se proyecta en lo que pueda florecer en la Vidú.
Waterman en Alianza Lima
El ‘compadre’ Alianza Lima tiene un camino similar. Este año apostaron por el panameño Cecilio Watermann (32 años), que también llegó sucedido por un buen cartel en Chile, donde fue subcampeón. Con la lesión de Pablo Sabbag, hoy la dupla Watermann-Barcos es inamovible por jerarquía y falta de competencia. El ‘Pirata’, que en abril cumplirá 40 años, es la similitud de Alex Valera en Universitario. Es decir, apunta a terminar ‘salvando’ el año de los íntimos como en las últimas temporadas, sin ningún ‘potrillo’ que le haga sombra.
Y hay que remarcar que Alianza Lima dejó ir a dos de los últimos buenos prospectos en el ataque de su cantera: Sebastian Pineau, hoy en Estados Unidos, y Juan Pablo Goicochea, próximo a sumarse al Platense de Argentina. Se podría decir que además de que los íntimos dejaron de percibir un monto mayor por ambos traspasos, en cuestiones futbolísticas dejó muy marcada la distancia entre sus delanteros extranjeros y los que vienen dando sus primeros frutos en las divisiones menores.
Un llamado de atención a la dirigencia y a un plantel obligado al título para borrar el espantoso recuerdo de la final del 2023, y para calmar la furia de una hinchada que no olvida. El torneo recién comienza, pero el clásico que viene de perder en el Estadio Nacional es una señal de doble lectura: o bien Universitario ya le tomó la mano y estamos hablando del inicio de una ‘paternidad’, y los alternativas que tiene Alejandro Restrepo en la banca todavía no están a la altura.
El goleador Cauteruccio
El caso de Sporting Cristal es el más feliz, aunque tiene su acepciones. Apostaron por Martín Cauteruccio, un delantero de calidad comprobada pero que no tuvo un buen 2023. Sin embargo, aquí empezó con la mecha encendida desde el partido 1. Con 36 años, pinta para tranquilamente ser candidato potencial a goleador del fútbol peruano. El argentino está llenando el vacío de las tres últimas temporadas, donde no había un ‘killer’ consistente.
Eso sí, detrás tampoco hay más. El campeón vigente de la reserva prestó a sus goleadores Aldair Vásquez y Marlon Perea, antes que darles la oportunidad en el primer equipo. Una decisión ciertamente cuestionable si recordamos que los celestes son uno de los equipos que mejor trabaja en sus canteras. Diego Otoya, de 19 años, tuvo un puñado de minutos en las dos primeras fechas, pero todavía está ‘tierno’.
Esa es la realidad de los tres grandes, y que bien podría trasladarse al resto de equipos de la Liga 1. ¿Cómo queda un equipo que apueste siempre por mirar al extranjero y no confía en su talento joven? ¿Es cuestión de prestar al ‘chibolo’ para que se foguee en otro lado antes que darle la chance en tu primer equipo? Queda claro que el objetivo es ganar y campeonar, pero no vale con ser cortoplacista. La distancia entre los titulares y los que vienen detrás es muy grande.
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