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Lima 2027 sonará desde hoy hasta dentro de dos años y medio y representa el reto de superar lo hecho hacia cinco años con los “Juegos más grandes de la historia”. El objetivo es ese y así lo asumieron los representantes peruanos.
Llamó mucho la atención en la comitiva de Panam Sports cómo Lima mantuvo su infraestructura en buen estado y pleno funcionamiento y así lo dejó visto el Comité de Evaluación. Y así lo entendieron los votantes. Fueron 28 votos los que le dieron la sede a la capital peruana entre los 52 posibles. Apretado, pero victoria al fin.
Y si hay pilares en los que se sustentan el éxito, el principal es que existe un ente como Legado que cuidó cada una de las sedes que dejó Lima 2019. Ajena al sistema deportivo (está adscrita a PCM), evitó que las obras queden en el olvido y hoy las protege y se la entrega al alto rendimiento y la población en general.
Se valoró mucho en Panam Sports la convicción con el que se presentaron las autoridades peruanas -más allá de la débil exposición del alcalde Rafael López Aliaga-. La unión de ejecutivo, legislativo y municipalidad generó la confianza necesaria para que los países miembros se decidan por Lima.
“Lima representa una opción segura, no solo por el capital humano, también porque es una política de gobierno sostenida en el tiempo”, aseguró Renzo Manyari, presidente del Comité Olímpico Peruano en su exposición ante Panam Sports.
Y son 369.152,896 dólares los que se invertirán (más de 50 mil respecto a Asunción) para la parte operativa y completar algunas obras como una cancha de remo. El gobierno de Dina Boluarte, a pesar de que finaliza en el 2026, garantizó que a “Lima 2027 no le va a falta nada”, mientras que desde el Municipio se informó de un paquete de 1.3 mil millones de dólares invertidas en obras viales: avenidas, viaductos, puentes, etc.
El material humano también es importante. Muchos de los gestores de Lima 2019 aún se mantienen en el sistema deportivo, lo que garantiza que se tenga igual y mejor nivel de organización de un evento de esta envergadura. Por eso se saluda la presencia de Carlos Neuhaus como parte de la comitiva. Él lideró Lima 2019 y hasta hoy recibe elogios por ese trabajo.
Y desde Lima celebró Carlos Zegarra, director del proyecto Legado, con un gran abrazo con sus colaboradores. El judoca olímpico tomó el mando de esta institución que ahora se encargará de administrar no solo lo que dejó Lima 2019, sino también las distintas sedes deportivas que existen en el país y, también, será quien tenga que elaborar una especie de catálogo de obras para que ya no se construya infraestructura ajena a la realidad que luego no se puedan mantener.
La grata sorpresa fue la presencia de Eduardo Romay, como él mismo lo dijo, un deportistas que no apela a la medalla para hacer sentir su posición. Un deporte como el vóley masculino que busca su espacio también es el ejemplo a seguir y como lo contó el mismo deportista, la emoción de que su familia lo vea “con el escudo en el pecho y en apellido en la espalda” jugando en casa es enorme.
Ese es el avance que el deporte espera y que los Panamericanos impulsan. Lima 2027 ya es una realidad y no hay que pensar que todo está hecho. Aún hay trabajo por delante.
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