Puedes verlo en cámara lenta y aunque las distancias se delaten enormes, el nivel de hazaña puede ser el mismo: un jugador suspendido en el aire, como levitando producto de una palomita, para ensayar una endiablada parábola por encima del arquero. ¡Y gol, y ‘U’!
En la fastidiosa altura de Huancayo, el equipo de Fabián Bustos veía sus habilidades postergadas por la inclemencia de jugar tantos metros sobre el nivel mar, más de tres mil. Faltaba el aire en los pulmones y la ausencia de oxígeno hacía colapsar los músculos, la técnica y los reflejos, pero nunca, nunca aquella endemoniada característica conocida como la garra.
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La escena no solamente era de riesgo, también de frustración y hasta de ira porque antes del gol de Lucas Cano para Sport Huancayo, el VAR había tardado hasta cinco minutos en revisar un tanto de Williams Riveros, que finalmente fue anulado. Y la polémica no se ajusta quizá a la jugada, sino más bien en el largo tiempo que hubo que esperar para darle una conclusión a la duda.
Corría el minuto 3 y Riveros saca un durísimo remate en el corazón del área, tras encontrarse un rebote. Lo gritaba con toda el alma, con el resto de oxígeno que le quedaba en las tripas, pero luego vino el suspenso y la terrible e inédita espera de más de 5 minutos. Hasta que el árbitro Joel Alarcón ordena la anulación del tanto por posición adelantada del ‘Tunche’ Rivera, a quien el balón le había tocado en uno de los rebotes.
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Y aunque la duda y el reclamo no pueden anularse, Universitario sigue intentando agobiado por la altura y la dinámica del equipo local. Hasta que a 15 minutos del final, un centro venenoso de Carlos Ross encuentra a un Cano que atropella a todos para meter el frentazo y poner adelante a Huancayo. Todo cuesta arriba para la crema.
El equipo padecía. Bustos respira hondo, intenta encontrar la calma y decide: mete a Olivares por Corzo y a Ancajima en lugar del ‘Tunche’. La ‘U’ había realizado sus cinco cambios y se jugaba todo. Quizá esperando que otra vez la condición de club grande los ilumine y, como Gabriel Costas con un gol salvaje en el suspiro del partido ante UTC, el gol aterrice en los pies de algún crema vestido de hazaña.
Parecía mucho pedir. Ni el más ingenuo, ni el más creyente, imaginaba que otra vez la épica estaría vestida de crema. Pero son esos momentos inexplicables, los que a veces encuentran base y lógica en la ciencia, pero sobre todo sostén en la fuerza de los corazones, los que construyen y forjan la leyenda.
Y es así como Ancajima recibe, conduce y se ilumina como quien encuentra la escalera al cielo. Tira un centro sublime y luego todo es de ciencia ficción, de película. Alex Valera supera la marca y se abastece de una improbable pirueta que calca la mítica jugada de Van Persie ante España en el Mundial de Brasil 2014. Elevación imposible y palomita milimétrica en una definición solo apta para románticos. Garra y belleza para reafirmar -otra vez- que a la ‘U’ nunca se le puede dar por vencida. Golazo. Punto y una alegría descomunal porque cuando no se puede ganar, salvar un punto también es una forma de acercarse a la victoria.
Es cierto, el equipo de Bustos va dejando asomar cada vez más más errores y carencias, le cuesta haber perdido a Edison Flores y el bajón de rendimiento de Andy Polo. Le cuesta cuando la intermitencia vuelve a apoderarse de Jairo Concha y si la zaga defensiva no funciona en niveles óptimos. No es el Universitario del Apertura, pero intenta. Y es en ese intento, en esas ganas, en esa insistencia, que encuentra como lo hizo Gabriel Costa en el Monumental. A empujones, a la fuerza, avanza hacia la meta.
Y este punto resulta clave para el futuro inmediato. Más aún que Alianza Lima y Sporting Cristal también empataron. Pasa que en la próxima fecha, estos dos rivales directos se enfrentan, mientras que Universitario recibirá a Deportivo Garcilaso en el coloso de Ate. Haber logrado un punto en Huancayo, puede ser clave para dar un salto en la tabla en la próxima fecha y afianzar el sueño del bicampeonato.
El punto es, además, un reactivo de índole moral y emocional para un equipo al que le está costando, pero que por ahora encuentra en la hazaña, en esas jugadas épicas, la fortuna para sacar los resultados. Felizmente, ayer fue Valera y antes Costa, la próxima fecha puede ser otro, siempre regidos bajo el hilo conductor de la garra.