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En un marco plagado por la crisis de figuras, una deuda colosal en el juego y la urgencia por buenos resultados, lo que tal vez podamos necesitar es un milagro. O al técnico uruguayo en plenitud de funciones, con el discurso perfecto para convencer a quienes llame en dos semanas de que si hay un lugar y hora para la épica, es el viernes 6 de septiembre, desde las 8:30 de la noche, ante Colombia.

El último Perú en Eliminatorias

Han pasado poco más de 11 meses desde que Perú disputó la última fecha doble de Eliminatorias. En Lima cayó 2-0 ante la Argentina de Messi y luego, en La Paz, perdió por el mismo marcador ante Bolivia. Fue la última oportunidad para Juan Reynoso de recolocar a la Blanquirroja en los puestos de competencia por un cupo mundialista. Desde entonces, la asunción de Jorge Fossati como seleccionador ha propiciado un cambio sustancial respecto a la era Reynoso: el 3-5-2 como sistema de juego.

Detrás, sin embargo, se mantuvo una filosofía muy similar, en la que se prioriza las virtudes defensivas. Luego, están aquellas funciones fundamentales para que la idea de juego de Fossati sea exitosa. Y es ahí donde hemos padecido. Primero, porque el sistema implica intensidad, velocidad y mucha profundidad. Características que, precisamente, no ha logrado alcanzar la selección peruana.

Como Reynoso, a Fossati le ha tocado lidiar con la austeridad en variables ofensivas y en la zona creativa. Ambos perdieron a la principal carta de éxito de Ricardo Gareca: Christian Cueva. Ante Argentina, el último partido de Perú en Eliminatorias jugado en Lima, Reynoso apostó por André Carrillo como enganche o segundo delantero, pero el resultado fue crítico. Como en la reciente Copa América, Carrillo se mostró displicente, poco efectivo y lejos de su mejor nivel. Por tanto la apuesta fue fallida.

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Los cambios con Fossati

Fossati hizo dos apuestas: primero, recuperó a Carlos Zambrano, futbolista de 35 años y por ende, al borde del colapso de sus capacidades, que sin embargo ha sabido acoplarse y convertirse en un líder natural de esa primera línea defensiva. La otra gran apuesta, que además resultó ser una solución práctica a un debate que terminó arruinando a Juan Reynoso, fue la convocatoria de Oliver Sonne, polifuncional jugador de 23 años que puede ser reutilizable en varias zonas del campo.

Después, el técnico uruguayo de 71 años se ha visto forzado a decidir más por urgencias del momento que por convicciones. A Marcos López por ejemplo, lo terminó ubicando de volante por izquierda ante la inesperada lesión de Luis Advíncula, que había dejado ante Chile la banda derecha (Andy Polo) y para ser probado por el carril contrario.

Luego, ante la ausencia de Renato Tapia, fue Wilder Cartagena quien asumió el rol de volante central. Esto ante ausencia de Pedro Aquino y lesión también de Yoshimar Yotún. El titularato de Sergio Peña también va por ese mismo sentido. Y luego está la insistencia por Christian Cueva, quien fue llevado a la Copa América pese a llevar mucho tiempo de para y más de siete meses sin jugar.

El hombre orquesta debió ser Piero Quispe, pero conforme fueron pasando los partidos, Fossati delató sus pretensiones por Cueva. Ante Chile, el mediocampista de Pumas jugó 71 minutos y el segundo partido, frente a Canadá, disputó 62 minutos. Ya en el tercero, frente a Argentina, perdería la titularidad para el ingreso de Bryan Reyna. Y el resto de minutos para Cueva.

Con Lapadula en un discreto nivel, Fossati terminó apelando a Guerrero, que incluso jugaría como titular en el último partido de Copa América ante Argentina. Nada funcionó. Otro detalle importante es el deterioro de Edison Flores para generar fútbol. El atacante ha perdido explosividad y dinámica, aunque en una ofensiva tan discreta como la peruana, aún le es posible destacar con chispazos de buen fútbol y su buena costumbre de rematar de larga distancia.

Tras la inesperada lesión de Advíncula, López se hizo del puesto por derecha, mientras que Polo quedó en el sector izquierdo. Una deuda que se le atribuye a Fossati tras la Copa América es la de haber probado más con Joao Grimaldo, un extremo con mucha dinámica y de buen pie, que por el esquema del uruguayo debe ser reacomodado como segundo atacante o incluso como volante interior.

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Bajas, opciones y apuestas

Dos meses han pasado de la peor Copa América para Perú en los últimos 29 años. Cero goles, apenas un punto y eliminación en primera fase. Esta selección de Fossati lleva apenas un gol en los últimos 9 partidos oficiales. Le cuesta generar buen juego, no llega al área y cuando lo hace, padece para la finalización efectiva.

En primer lugar, carece de variantes ofensivas en buen nivel. Peor aún, la principal carta de ataque es Gianluca Lapadula, quien ha tenido una campaña muy discreta esta temporada y llegará a la fecha doble en plena resaca de pretemporada. Paolo Guerrero, la segunda opción, lleva dos meses sin jugar por una disputa legal con César Vallejo y su convocatoria está casi descartada. Alex Valera es la otra gran apuesta, y aunque su rendimiento en Universitario es relativamente bueno, ya se ha evidenciado que todavía no tiene el nivel necesario para liderar la ofensiva de la Blanquirroja.

El otro gran dilema es quienes acompañan en ataque. Seguramente uno será Bryan Reyna, de buen presente en Argentina. Otro debería volver a ser Piero Quispe, que sigue sumando minutos en México, aunque ya en la Copa América evidenció que todavía le cuesta asumir el rol de liderazgo en el mediocampo. Sergio Peña, de rendimiento regular cuando ha sido solicitado, no es precisamente el perfil idóneo para una selección que hasta hace unos años se destacaba por el buen trato de pelota y los automatismos eficientes que lo llevaron a la final de la Copa América y a pelear hasta el final el repechaje a Qatar 2022.

• Así van las Eliminatorias

Para esta fecha doble, Fossati debería perder a Paolo Guerrero, a Christian Cueva y es muy probable que tampoco convoque a André Carrillo, un jugador que luego de la Copa América ha dado señales de poco compromiso por sus declaraciones en varios programas. El panorama con Renato Tapia puede variar ahora que ya ha fichado por el Leganés. Eso sí, no suma un partido oficial desde inicios de junio, por lo que necesariamente se encuentra falto de fútbol y fuera de ritmo.

Tapia debe sumarse a su nuevo equipo. La obligación por adaptarse rápidamente al Leganés y ponerse en forma de manera pronta podría restringir la posibilidad de Tapia por sumarse a la convocatoria. Esto en caso sea un pedido expreso del mismo jugador. En tanto, dependerá también del comando técnico de Fossati evaluar si en el estado que se encuentra podría sumar a la Blanquirroja. Eso sí, tiene un par de semanas para agarrar ritmo y llegar a ser convocado ahora que ya tiene equipo.

Christofer Gonzales, quien recientemente debutó con Sporting Cristal, tampoco debería ser convocado al tener pocos minutos de juego en el último mes. En ataque, Raúl Ruidíaz, podría convertirse en una de las sorpresas de la convocatoria, luego que el propio Fossati develara las razones por las que no fue llamado anteriormente y dejara abierta la posibilidad de una convocatoria. Las pocas alternativas en ataque hacen más viable su vuelta.

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El once que podríamos ver

Entre las novedades podría darse la vuelta de Miguel Trauco, quien ha retomado un buen nivel en el Criciúma de Brasil. Así, con Gallese en el arco y la línea de tres fija con Zambrano, Callens y Araujo; Cartagena sería el titular como volante medio, acompañado de Peña y teniendo a Quispe más adelantado para la generación de fútbol.

Sin Cueva, Quispe ha sido la primera opción en esa función. La duda de Edison Flores por lesión le da más fuerza a la posición del ex Universitario como conductor de la escuadra blanquirroja. Joao Grimaldo sigue siendo una variante importante. Con ‘Canchita’ descartado’ y base a lo que ha venido probando el técnico en amistosos y partidos oficiales, no hay más.

Por derecha es muy probable que vuelva Luis Advíncula, de buen presente en Boca Juniors, mientras que Andy Polo no ha vuelto a reeditar buenas jornadas en Universitario y su nivel ha pasado de superlativo a discreto e intermitente. Por el lado izquierdo el dueño del puesto debería ser Marcos López. En ataque, la carta de gol sigue siendo Gianluca Lapadula, mientras que su acompañante sería Bryan Reyna. Edison Flores es duda, aunque de incluirlo es poco probable de que asuma un rol de titularato. Alex Valera sería la principal variante en caso se evalúe el cambio de Lapadula.

Por cierto, en una de sus últimas entrevistas, Fossati ya dejó claro que aunque es poco probable que innove desde la aparición de nuevos nombres por lo reducido que es el universo de jugadores convocables, sí es probable que el cambio llegue por una variante de una posición natural. Esto ya lo hizo con Advíncula, que pasó del carril derecho al izquierdo, y textualmente señaló que evalúa otro posible cambio de posición, aunque sería un riesgo aplicarlo en un partido tan complicado como el que se viene ante Colombia.

De incluir a Tapia, es muy poco probable de que sea titular, pero podría ser una variante importante para el puesto de Cartagena según lo exija el trámite del partido.

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