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Paolo Guerrero tuvo una presentación milimétricamente planificada y que incluía un contenido audiovisual de muy alta calidad. Todo se pensó a detalle. Desde la forma en que saldría, y lo que terminó siendo una sorpresa para los 25 mil asistentes porque no estaba detallado en el cronograma: el entrenamiento simulado con el plantel completo para ver al Depredador en su estado natural, con la pelota al pie.
Y fue así como luego de unas horas con espectáculo musical, llegó el momento en que apareció Guerrero, para luego repasar sus emociones en una ceremonia con muy buen timing. Después, el Depredador bordeó la cancha para saludar desde más cerca a los hinchas que se habían dado cita en Matute en una especie de pasarela, bien secundado por hombres de seguridad, reportajes gráficos, el staff de la organización y alguno que otro curioso con procedencia desconocida.
Así hasta llegar al arco sur donde la barra oficial lo recibió con cánticos. Todo era muy emocionante, pero alcanzaría el pico máximo cuando su esposa, sus hijos y su madre Doña Peta entraron en escena para una foto. A metros de ahí estaba Juan Carlos Terry, el jefe de prensa íntimo, coordinando los tiempos y pauteando los pasos de un invitado de lujo, Jefferson Farfán, quien con la camiseta de Alianza Lima en la mano y una gorra que dificulte su presencia, se acercó ante el llamado de Terry para saludar a su compadre de toda la vida. Era el reencuentro soñado de la categoría 84.
Historia de una foto
La idea de la foto surgió del propio Jefferson, que hace ya buen tiempo bromeaba con llevar a su compadre a Alianza Lima. Farfán, que a diferencia de Paolo, no pudo gozar de una presentación a estadio lleno debido a la pandemia, cada vez que era consultado por Paolo, decía que siempre intentaba convencerlo. Había un sueño postergado de jugar juntos con la blanquiazul puesta.
El sueño no se pudo concretar debido al retiro de la Foquita, pero la idea de la foto juntos en la cancha de Matute siempre estuvo y una vez oficializado el fichaje del Depredador, la organización se puso manos a la obra para hacer de esa postal una realidad.
Y así, como si se tratara de una de esas jugadas en la que debía aguardar el momento oportuno para entrar a escena en el área, Jefferson Farfán esperaba a Paolo Guerrero para materializar un sueño pendiente por años, la foto de ambos con la camiseta puesta y teniendo el arco sur de fondo. Hasta que llegó el momento y la foto se dio.
Paolo Guerrero y Jefferson Farfán confabularon para un retrato que, con el paso del tiempo, alcanzará el grado de histórico. Acierto de la institución que desde el minuto cero pensó en los detalles, clave para que un producto alcance la denominación de alta calidad.
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Paolo, Farfán y la fecha de estreno
Paolo Guerrero empezará a entrenar desde este lunes con el plantel de Alianza Lima. Lo hará en Lurín y con el objetivo de afinar su estado físico y su relación con la pelota en el menor tiempo posible. Según lo planificado inicialmente, la idea es que empiece a sumar minutos el 14 de setiembre, en Matute, ante Carlos A. Mannucci, por lo que tiene casi dos semanas para adaptarse a los trabajos y convencer al técnico Mariano Soso de que está listo para jugar.
No hay apuro pero sí compromiso entre el jugador y el club de llegar a jugar todo lo que sea posible en las ocho fechas que restan del Clausura. Paolo Guerrero no ha llegado como pieza ornamental del equipo, sino para sumar con su experiencia y convertirse en una variante seria en ataque.
“Quiero que te pintes la cara de azul y blanco y también el cabello, que vayas a sur”, fue el peculiar pedido que le hizo Paolo a Farfán, su compadre, durante el programa Enfocados, que se transmitió el domingo por la noche. Jefferson respondió de inmediato con un sí. En poco menos de dos semanas, el show está asegurado.