“Gracias por tanto, maestro”, dice la banderola que carga en la vuelta olímpica, como si llevara sobre sus brazos al amigo que abrió las alas hace unos días y dejó un forado de tristeza en el corazón del plantel. Ya acabó el partido, pero Rodrigo Ureña sigue corriendo. Ahora lo hace con la emoción del homenaje a César Vega, Zapatito, el utilero que falleció el lunes pasado. “Un abrazo hasta el cielo, lo merecías más que todos. Sé que estas feliz, ya la trajimos, es tuya como te la prometimos”, dice el chileno frente a las cámaras.
Más allá, José Rivera también llora. Lleva sobre la cabeza la gorra de Zapatito. “Me lo regaló su esposa. Me siento muy bendecido de haber compartido con él. Me siento mal por su partida, pero tenemos que seguir”, suelta el Tunche en una mezcla de alegría y tristeza.
La ‘U’ es un equipo hasta el final. Bustos los convoca para formar un círculo en la cancha. La trinchera está explotando de algabaría, pero el profe los reúne para la última oración del año. Entonces, Riveros cierra los ojos, Celi mira al cielo y el grupo se abraza a su inquebrantable fe para sentir que el sueño se hizo realidad: Bicampeones.
El único club peruano en salir campeón en sus Bodas de Plata (1949), Bodas de Oro (1974), Bodas de Diamante (1999, primer Matutazo), víspera de su centenario (2023) y en su centenario (2024). Único e inigualable.
Último esfuerzo
Abrazados por el calor de los 8 mil hinchas que coparon el estadio de Andahuaylas, la ‘U’ finalizó el capítulo de su centenario con la misma solidez y determinación con la que inició el 2024 goleando 4-0 a Carlos Mannucci en Trujillo (enero 2024). Lo hizo con un 0-0 que siempre estuvo cerca de romperse del lado mernegue.
Los casi 3 mil de altura no fueron impedimento para que la ‘U’ demuestre argumentos claros ante un rival como Los Chankas que sabe de sus condiciones cuando juega de local. Los cremas se echaron a jugar. Ureña pobló el mediocampo y dio tranquilidad para que Pérez Guedes y Polo se suelten por derecha. Sin embargo, fue por izquierda que Concha y Portocarrero los que mayor peligro generaron.
Jairo fue desequilibrante y rompió líneas contrarias. Jugó el partido final como todo hincha crema espera de alguien que cruza la vereda para ponerse la camiseta que más ama. De sus pies salieron las mejores oportunidades de la ‘U’ en el primer tiempo.
El primer grito, en tanto, pudo estremecer más al estadio de Andahuaylas con un gol de Orejas Flores si el árbitro Micke Palomino, de muy mal desempeño, no sancionaba una supuesta mano de Portocarrero en la jugada previa. Otra perla de Palomino fue que no revisó en el VAR un posible penal a Pérez Guedes, y en la complementaria solo sancionó con amarilla a Carlos López, quien le propinó un codazo al Tunche Rivera.
Cuando Bustos mandó al campo a Calcaterra, Murrugarra, Costa y Rivera, el equipo tuvo un nuevo aire para seguir atacando. Fue en esos minutos que noticias llegaron desde Matute por partida doble. Con la emoción elevada a mil, Alex Valera estuvo cerca de clavar un cabezazo para cerrar la tarde, pero el balón pegó en el travesaño.
Los minutos finales se recibieron con tranquilidad. El reloj fue marcando las pulsaciones de la adrenalina que corría por las venas de los miles en el estadio y de los millones que esperaron en casa. Cada letra se iba escribiendo con el final cerca. Y ya lo ven: ¡ SON CAMPEONES OTRA VEZ!
Universitario bicampeón, señores. Cien años y 28 títulos. El debate ya no existe más. Grande hay Uno solo.