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Cuatro años después, en 1982, mientras Perú empezaba a ser azotado por el terrorismo y Argentina padecía con la guerra de las Malvinas, Michael Jackson lanzaba su sexto álbum de estudio, el famoso Thriller, y José Pékerman asumía su primer rol protagónico en juveniles en Argentinos Juniors, donde pasaría una década, para luego dar el salto a la AFA, donde cosecharía éxitos en juveniles por dos décadas hasta dirigir a la selección mayor en el Mundial de Alemania 2006.
Recientemente ha vuelto a ser voceado como posible reemplazante de Jorge Fossati. Lo fue también tras la salida de Juan Reynoso y antes, cuando se confirmó el fin del ciclo de Ricardo Gareca. Hoy, a sus 75 años, con tres títulos mundiales juveniles con la Albiceleste y dos participaciones en Copa del Mundo a nivel mayores, sigue siendo un referente del fútbol formativo y un entrenador muy solicitado.
Es media tarde y la expectativa de los asistentes al Meaningful Day 2024, organizado por Havas Perú y desarrollado en el Jockey Club, se delataba en el murmullo y los pasos apurados para encontrar la mejor ubicación en un recinto que luce colmado. José Néstor Pékerman es el plato de fondo con su charla su charla “Liderazgo bajo presión”, en un evento cuyo fin es ofrecer lecciones prácticas e inspiración para transformar la adversidad en oportunidades.
El reloj marca las 5 de la tarde y el argentino de 75 años aparece en el escenario. Hay un estallido de aplausos y luego es imposible quitar la atención de todo aquello que cuenta. La charla dura 45 minutos y se retira nuevamente entre aplausos. Deporte Total lo espera en una salita especialmente ambientada para la entrevista, al lado del auditorio, y aunque suponemos un agotamiento lógico tras un monólogo de casi una hora, el experimentando entrenador luce una amabilidad y sencillez propia de quien acaba de enterarse de que no tendrá que trabajar más por el resto de su vida.
Su figura más que imponente, inspira. Los años van dejando evidencias en sus manos y rostro, además de armonizar con su cabellera blanca. Sonríe y empieza una corta pero entretenida entrevista.
— En el 2015, luego de ganarnos con Colombia en el inicio de las Eliminatorias, usted le dijo a Carlos Lobatón que confiemos en Gareca, que él nos iba a llevar al Mundial... ¿Por qué lo hizo?
Me acerqué primero a Carlos porque lo he admirado como jugador y para decirle que había hecho un gran partido, y luego por Gareca, porque yo estaba convencido de que él iba a salir adelante en esas Eliminatorias, yo sabía que Perú podía lograrlo. Gareca fue un líder porque convenció y por supuesto, también tenía la calma y la paciencia para superar las situaciones difíciles.
—Gareca fue muy querido, pero el primer año le costó mucho, casi como a Jorge Fossati hoy...
Son momentos en los que el líder saca a relucir su capacidad de conducción, Gareca supo elegir bien lo que necesitaba Perú más allá de situaciones que eran incómodas, donde uno tiene que desafectar algunos jugadores, buscar nuevos futbolistas que a veces el hincha hasta que los ve no les tiene mucha confianza.
— ¿Liderar a veces también implica poner mano dura, no? Porque en Perú el concepto de Gareca es que fue un técnico paternalista con figuras como Christian Cueva, por ejemplo...
Lo ideal es tener todas las variantes. A mí no me gustan los encasillamientos porque le quitas valor a las cosas, ¿Cómo decir si un equipo funciona? Porque el entrenador está haciendo trabajos tácticos, técnicos, elige, armoniza un equipo, le da funcionamiento. Entonces después si por ahí es afectuoso, al jugador le genera confianza, pero eso no significa que sea el papá. Claro, si tú ganas toda fórmula es buena, y si pierdes, la fórmula no funciona.
— Hoy a Perú le cuesta mucho encontrar la fórmula y el recambio...
Una organización como es un club o una selección, debe estar siempre preparada para el presente y para el futuro. Si tú descuidas una etapa, seguramente tarde o temprano vas a caer porque no puedes depender siempre de la estabilidad de un grupo y ya decir, “Ya está, ahora disfrutemos esto”. No, siempre tiene que haber competitividad, tiene que haber esfuerzo para tratar de renovar, y esa renovación tiene que ser permanente.
— ¿Es verdad que la FPF desestimó un proyecto para menores que usted presentó?
No, no, siempre hubo rumores y todo, pero seriamente no. Sí tuve [un acercamiento], pero hace mucho, la única vez que fue algo serio, fue cuando estaba con los juveniles de Colo Colo [1992], yo ya había empezado ahí y [Manuel] Burga me viene a buscar para los juveniles de Perú.
— Desde entonces siempre ha sido un candidato, antes de Gareca y ahora...
Y yo lo lamentaba porque la verdad, si hubiera venido un poco antes aquella vez, me hubiera gustado mucho dirigir a Perú, porque yo siempre fui admirador del futbol peruano. No te olvides que yo soy de la época de los jugadores de los 70, la mejor época de Perú de la historia.
— Usted es contemporáneo con Teófilo Cubillas...
Claro, yo viví el mundial del 70, del 74, del 78, de Teófilo Cubillas, de Hugo Sotil, Héctor Chumpitaz, Juan José Muñantes, todos, todos esos fenómenos.
— ¿Por qué cree que a la selección peruana le cuesta tanto volver a ser competitiva?
¡Todo ese futbol que tuvo Perú y uno ve ahora y no lo puede creer!, mantiene todavía el fútbol, la genética está, pero falta trabajo.