El arranque de la Copa Libertadores para Rosario Central dejó un sabor agridulce, tras la victoria por 1-0 sobre Peñarol de Uruguay en el Estadio Gigante de Arroyito. Si bien el triunfo en el terreno de juego debería haber sido motivo de celebración, lamentablemente el encuentro estuvo marcado por serios incidentes de violencia que ensombrecieron la jornada. Desde la previa del encuentro, la tensión se palpaba en el ambiente, y tristemente, esta escaló a niveles alarmantes con la violencia desatada en las tribunas.
Se reportaron serios disturbios, incluyendo el lanzamiento de vallas hacia la zona ocupada por los hinchas uruguayos. Estos actos de violencia alcanzaron su punto más crítico cuando Maximiliano Olivera, jugador de Peñarol, fue agredido con un piedrazo al finalizar el partido que marcó el inicio del Grupo G de la Copa Libertadores.