El gobierno de Donald Trump ha impulsado una agresiva estrategia de deportaciones masivas con el objetivo de expulsar a millones de inmigrantes indocumentados de Estados Unidos. Sin embargo, esta ambiciosa operación enfrenta serios desafíos que podrían hacerla fracasar.
Problemas logísticos, resistencia local, obstáculos diplomáticos y altos costos económicos amenazan la ejecución del plan en la escala prometida. En esta nota te comentamos todos los pormenores que podrían perjudicar el plan migratorio del jefe de Estado.

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Operativos complicados y resistencia en ciudades santuario
Las redadas de inmigrantes requieren un despliegue de agentes y una logística compleja. Según un análisis de The New York Times, los operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) suelen retrasarse debido a la dificultad para localizar a las personas objetivo y la necesidad de vigilancia prolongada antes de efectuar un arresto.
Además, en las ciudades santuario, las autoridades locales limitan su cooperación con ICE, impidiendo arrestos en espacios como escuelas, iglesias y oficinas públicas. Para contrarrestar estas trabas, el gobierno de Trump ha considerado solicitar más órdenes judiciales para permitir el ingreso forzado a domicilios. Sin embargo, esta medida podría generar litigios y retrasos adicionales.
Dificultades diplomáticas para las deportaciones masivas
Según La Nación, el retorno de inmigrantes a sus países de origen no solo depende de la voluntad de EE.UU., sino también de la cooperación de otras naciones. En los últimos años, varios gobiernos han mostrado resistencia a recibir deportados, obligando a la administración Trump a explorar alternativas como el envío de inmigrantes a países terceros dispuestos a colaborar.
Ejemplo de esto son Costa Rica y Panamá, que han funcionado como naciones puente para la deportación de inmigrantes asiáticos. No obstante, este mecanismo no es sostenible a gran escala y enfrenta cuestionamientos en materia de derechos humanos.
Otra opción que ha evaluado la administración Trump es la habilitación de centros de detención en bases militares para alojar a los inmigrantes mientras esperan su deportación. No obstante, esta iniciativa ha generado controversia debido a su alto costo y las críticas sobre el trato a los detenidos.
Campañas de presión y sus limitaciones en las deportaciones
Ante los desafíos logísticos y presupuestarios, la administración ha lanzado una campaña publicitaria multimillonaria para persuadir a los inmigrantes a abandonar EE.UU. voluntariamente. Kristi Noem, secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, anunció esta estrategia con un mensaje contundente: "Si vienen ilegalmente, serán perseguidos".
A pesar de estos esfuerzos, la falta de cooperación internacional, la resistencia de ciudades santuario y los costos operativos siguen siendo factores determinantes que podrían frustrar la ejecución de las deportaciones masivas. Mientras el gobierno busca acelerar su estrategia, la viabilidad del plan sigue en entredicho.