Texas puso en marcha un bloque de leyes que modifica aspectos sensibles del funcionamiento estatal y que ya comenzó a tener efectos concretos en escuelas, organismos de seguridad, tribunales y edificios públicos. Las normas fueron aprobadas durante la segunda sesión especial legislativa y recibieron la firma del gobernador Greg Abbott meses atrás.

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El inicio simultáneo de estas disposiciones obliga a distintas agencias a reorganizar procedimientos internos, redefinir responsabilidades y ajustar su forma de operar. El paquete apunta a cambios estructurales más que simbólicos, con impacto inmediato en la vida cotidiana de los residentes.
Las leyes clave que ya rigen en Texas
Uno de los ejes centrales es la HB 7, que establece un marco legal más estricto sobre medicamentos utilizados para interrumpir embarazos. La norma prohíbe su fabricación y distribución, incluso fuera del estado, y habilita acciones civiles contra quienes participen en ese circuito. El debate fue intenso: mientras sus impulsores hablaron de cerrar vacíos legales, sectores críticos cuestionaron su alcance y aplicación.

El paquete legislativo firmado por Greg Abbott entró en vigencia en diciembre.
En el ámbito educativo, la HB 8 introdujo una reforma al sistema de evaluación escolar. Rediseñó los criterios de rendimiento institucional y fragmentó el examen STAAR en tres instancias más cortas, distribuidas a lo largo del ciclo lectivo, con el objetivo de aliviar la carga académica sobre los estudiantes.
La HB 18 incorporó sanciones económicas para legisladores que abandonen el recinto de manera estratégica y rompan el quorum. La medida retoma conflictos políticos previos y busca desalentar bloqueos legislativos prolongados.
En materia de seguridad, la HB 26 amplió las facultades de los sheriffs de ciertos condados, permitiéndoles firmar acuerdos con barrios y distritos escolares para reforzar la vigilancia sin necesidad de aprobación previa de autoridades locales. Sus defensores sostienen que agiliza la respuesta ante demandas comunitarias.
Accesos, espacios públicos y justicia
Entre las normas más debatidas figura la SB 8, que regula el uso de baños y espacios privados en función del sexo asignado al nacer. La disposición alcanza dependencias estatales, universidades, escuelas y centros de detención, y contempla sanciones económicas elevadas para las instituciones que no cumplan. Mientras el oficialismo afirma que protege la seguridad, organizaciones civiles alertan sobre posibles efectos discriminatorios.
Por último, la SB 11 incorporó una protección específica para víctimas de trata, permitiéndoles invocar una defensa afirmativa cuando delitos menores estén directamente vinculados a situaciones de coacción o explotación. La ley excluye crímenes graves, pero busca evitar que personas explotadas enfrenten condenas por hechos derivados de su sometimiento.
Cómo se adaptan las instituciones
La entrada en vigencia del paquete obliga a ajustes operativos en múltiples niveles. Escuelas y distritos educativos ya trabajan en la reorganización de calendarios y sistemas de evaluación. Las fuerzas de seguridad revisan nuevos esquemas de cooperación habilitados por la ley, mientras que edificios públicos y centros educativos actualizan protocolos y señalización.
En el plano judicial, jueces y defensores deberán aplicar los nuevos criterios establecidos para casos de trata, lo que introduce un enfoque diferenciado en determinados procesos penales.
Con este paquete legislativo, Texas inicia una etapa de cambios inmediatos que redefinen reglas, competencias y derechos en áreas clave del estado.