En un rincón de la fachada de una vieja construcción en el pasaje José Olaya del Centro de Lima, frente a la estatua del héroe pescador, aparece inscrito el nombre de Luis de Souza Ferreira Huby como autor intelectual de la edificación que se mantiene intacta. Entre concurridos restaurantes y vendedores ambulantes, el apurado transitar impide que los peatones atiendan este detalle histórico-futbolístico. Luis de Souza, en Uruguay 1930, anotó el primer gol peruano en la historia de los mundiales de fútbol. Fundador de Universitario de Deportes, quedó fuera de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 porque se retiró del fútbol dos años antes. La práctica del balompié en esos días no garantizaba bienestar económico y De Souza Ferreira prefirió estudiar la carrera de ingeniería civil. Un año antes de morir, abrió los ojos como si estuviera frente a uno de sus planos y, ante la ausencia de material audiovisual de su tanto ante Rumanía, regresó al centro de esa feliz escena. La reconstruyó.
Era el 14 de julio de 1930 en el estadio Pocitos de Montevideo y, ante dos mil espectadores, Perú debutaba en el Mundial de Uruguay ante el cuadro rumano. Desu adelantó a los europeos al minuto y medio de comenzado el partido. Cuando se marcaba el minuto treinta del segundo tiempo, apareció el puntero derecho Pablo Pacheco. “Se escapó por la banda y vio cómo yo estaba corriendo junto a él. Centró y alcancé a rematar de volea con la pierna derecha. La mandé al otro palo. Gol. El gol del empate”, relataba emocionado y lúcido Luis de Souza Ferreira. En la sala de su casa no había cintas de VHS, mucho menos algún DVD, solo el operativo de rescate a través de ese reproductor selectivo que es la memoria.
Y es selectivo porque don Luis no relata que cuatro minutos después Rumanía anotó el segundo y poco después el tercero. Su gol fue el primer y el único de Perú en Uruguay 1930. “El primer gol en la carrera de Lolo fue con centro mío”, regresa De Souza Ferreira. Cuando era un ingeniero respetado en Lima, lo convocaron para que apoyara en la construcción del estadio Lolo Fernández. Recolectó herramientas y hasta financió algunos préstamos antes de que la obra fuera inaugurada en 1952. “Que le pongan Lolo les dije, yo no soy un personaje”. Esa conversación con Luis de Souza Ferreira fue en el otoño del 2007. Con 99 años, daba una entrevista después de casi dos décadas. Ese quizá fue su secreto, cerca del centenario de vida aún podía fotografiar con la mirada sus días estelares. La fama nunca estuvo para robarle los años.
Luis de Souza Ferreira murió un mes antes de cumplir 100 años. Después del Mundial de Rusia, se cumplirá una década de su partida. En diez años, este es el tercer texto que conmemora el primer gol peruano en un Mundial. Y quizá sean necesarios más. Coleccionamos álbumes mundialistas que perdemos muy rápido. Y olvidamos con impunidad. Este solo es un caso de un mundialista que se fue sin despedidas. Que no se repita el papelón que hizo la policía con Héctor Chumpitaz el último sábado. Que en treinta años nadie le niegue la entrada de un estadio a Edison Flores o Renato Tapia. Recordemos en el 2040 el gol de Christian Ramos a Nueva Zelanda o el tanto de Paolo Hurtado a Ecuador en Quito. Ese grabado en la vieja construcción del pasaje Olaya debería decir: “Construido por Luis de Souza Ferreira, el hombre que anotó el primer gol peruano en un Mundial”