Rusia llegó a este Mundial con más dudas que certezas. En su etapa de preparación para esta justa veraniega, los Osos tricolores sufrieron con derrotas contra Brasil (0-3) y Francia (1-3), así como empates ante Austria y Turquía, los cuales pusieron en duda su calidad.
Esta falta de contundencia también se vio reflejada en su posición en el ranking de la FIFA al ubicarse en el sitio 70 (su más baja calificación histórica), con la cual llegaron desde inicio de junio.
A días de iniciar la Copa del Mundo, el escuadrón ruso generó dudas a nivel internacional, pues existía la posibilidad de que el anfitrión no pudiera dar el ancho y se quedara fuera en la fase de grupos.
El 14 de junio, en el Estadio Olímpico Luzhnikí, Rusia recibió a Arabia Saudita en el partido inaugural, con la obligación de sacar un buen resultado ante su gente. Los locales iniciaron con el pie derecho cuando Yuri Gazinsky abrió el marcador al minuto 11 con un remate de cabeza que culminó al fondo de las redes.
Pero las risas se convirtieron en nervios al 22’, cuando Alán Dzagóyev, una de las figuras rusas para esta Copa, se resintió de molestias en el muslo y tuvo que salir de cambio. Ahí comenzó el antes y después para el combinado nacional, cuando ingresó Denís Chéryshev.
El centrocampista del Villarreal se quitó a la defensa rival y mandó el balón en dirección del segundo palo al 42’, aumentando la ventaja. Al 70’, su compañero Artiom Dzyuba colocó el tercer tanto de los locales y pareció que todo terminaría ahí. Pero Chéryshev logró firmar su doblete al 91 con un remate ‘de tres dedos’, en tanto Aleksandr Golovin sentenció la pizarra al 90+4.
Denís, un jugador que ni siquiera había sido considerado para ser alineado en el once titular, se alzó indiscutiblemente como la figura de Rusia, y una esperanza que se consolidó en el segundo partido de la fase de grupos, donde los rusos golearon 3-1 a su similar de Egipto, siendo una de las dianas obra del jugador del ‘Submarino Amarillo’. Con este resultado, los anfitriones se convirtieron en el primer combinado en conseguir su boleto a las eliminatorias del certamen.
DEL SUEÑO FRUSTRADO EN EL REAL MADRID, AL ESTRELLATO MUNDIALISTA
En lo que llevamos de Mundial, Chéryshev se perfila como el principal estandarte de los rusos, sorpresivos locales que aspiran a dar la noticia en su propio Mundial. El mediocampista y el portero Vladimir Gabulov (Brugge LV de Bélgica) son los únicos jugadores de la lista de 23 del técnico Stanislav Cherchésov que militan en un club fuera del país.
Dénis inició su carrera en las categorías inferiores del Sporting de Gijón, así como del Club Deportivo Beroil Bupolsa, donde logró llamar la atención del Real Madrid, llegando a jugar en su filial en Castilla.
Fue en julio de 2012 cuando fue ascendido al primer equipo, convirtiéndose en el primer futbolista ruso en vestir la camiseta merengue, en un amistoso contra el Real Oviedo, donde anotó uno de los cinco goles. Sin embargo, sus participaciones se vieron limitadas a partidos de Copa del Rey, por lo que salió en calidad de préstamo al Sevilla por un año, aunque sin opción de compra.
Una temporada llena de lesiones con los blanquirrojos lo obligó a partir al Villarreal en una primera etapa de dos temporadas, donde firmó siete goles y 11 asistencias en 58 participaciones –entre Liga, Copa y torneos internacionales-.
Un año de poco brillo con el Valencia, y Chéryshev regresó con el Real Madrid, que aún poseía su carta. Sin embargo, una alineación indebida suya en el partido de dieciseisavos de final contra el Cádiz CF en la Copa del Rey, provocó la eliminación de los merengues, y firmó su salida definitiva, de nueva cuenta al Villarreal a inicios de 2016.
Las lesiones y su bajón de nivel lo mantuvieron lejos de la selección, perdiéndose el Mundial de Brasil y la Copa Confederaciones.
Ahora, Chéryshev se alza como figura de su selección y la esperanza para que los rusos lleguen lejos en esta justa mundialista. ¿La meta? Superar el cuarto puesto conseguido en Inglaterra 1966 (cuando aún eran la Unión Soviética).