27/04/2024

"El problema es el tiki-taka", por Juan Pablo Varsky

Martes 26 de Junio del 2018

Más que explicar la crisis de Argentina en conspiraciones de todo tipo, el drama del seleccionado de Jorge Sampaoli en Rusia pasa por un juego sin sentido ni profundidad

Más que explicar la crisis de Argentina en conspiraciones de todo tipo, el drama del seleccionado de Jorge Sampaoli en Rusia pasa por un juego sin sentido ni profundidad

Es el principio de todo. Van 14 segundos del primer tiempo contra Islandia. Tras un remate desviado del rival, Caballero saca desde su arco. Le pasa la pelota a Rojo, ubicado como zaguero izquierdo. Se la devuelve a Caballero. Otra vez para Rojo, que se la da a Tagliafico pegado a la raya. De nuevo para Rojo. Conduce y al cuarto toque juega para Otamendi. No hay pase entre líneas. Seis futbolistas argentinos están en su propio terreno. Adelantados, Meza y Di María se ubican bien abiertos sobre las líneas laterales. Ninguno se muestra para intervenir por dentro y si lo hicieran, tendrían problemas para recibir bien perfilados porque están jugando sobre su costado natural.

De espalda y hacia el medio, Meza recibiría el pase con su zurda y Di María con su diestra. Habría peligro de pérdida y contra islandesa. Entonces Biglia se la da a Otamendi. Messi retrocede al círculo central para tocar su primera pelota. De primera para Salvio. Mascherano. Rojo. Tagliafico. Otra vez Rojo. Otamendi. Salvio. Tras 24 pases en 101 segundos de posesión, Argentina cruza la mitad de la cancha con la pelota. Pero Meza juega hacia atrás para Otamendi, otra vez en campo propio... Todo lento, previsible, con demasiado tiempo entre recepción, control, decisión y pase al fin.

Cuando buscamos pases exitosos entre líneas, la cuenta da cero. Ninguno. Los números bajaron bastante ante Croacia, más activa en la presión sobre la salida. También creció la cantidad de pases dados por Willy Caballero. Messi no retrocedió tanto como ante Islandia, pero lo encontraron apenas una vez con un pase entre líneas al último tercio. Enzo le tiró una pinchadita que no logró enganchar con el juego 0 a 0. Esa habilitación ha sido la única que el equipo pudo disfrutar entre casi 1.100 pases correctos en dos partidos. En el 0-3, Messi la tocó menos veces que Caballero (32 contra 38). La idea de rodearlo con Pérez y Meza más Salvio y Acuña abiertos a los costados no funcionó. El defecto viene de origen. Si los mediocampistas del eje juegan a la misma altura, los centrales tienen el mismo pase con apenas unos metros de diferencia a lo ancho.

Así planteado, el llamado doble ‘5’ hace más daño que Luis Rey en la serie de Luis Miguel. Llama la atención la no consideración de Lo Celso, jugador que entiende el concepto de tocar y moverse o quedarse, según lo que pida cada inicio. No ha jugado ni un minuto. De muy posible titular a cómodo suplente sin escalas. Banega le dio agilidad al juego de pases ante Islandia pero no fue opción ante Croacia. No hay un ‘9’ para romper líneas tirándosela por arriba y que la aguante de espalda. Si la salida es lenta, sin engaño, sin movilidad de receptores y con la pelota demasiado tiempo en los pies del pasador, el rival tiene todas las facilidades para cortar líneas con sus basculaciones. Y si cuenta con medios de élite como Rakitic y Modric, te presiona, te gana y te golea. Argentina se pasa la pelota sin saber por qué ni para qué. Es un toqueteo intrascendente, la insoportable levedad del ser. Pierde demasiado tiempo en la construcción desde el fondo. Otamendi y Mascherano intervienen y tienen la pelota mucho más tiempo que el necesario.

El resto no ayuda con desmarques. Guardiola lo planteó claramente en esa joya de Martí Perarnau llamada “Herr Pep”: “Yo odio el tiki-taka. Lo odio. Es pasarse el balón sin ninguna intención. Y esto no sirve para nada”. Argentina juega al tiki-taka. Messi lo sufre más que nadie. No hacen falta conspiraciones para entender lo que pasa en Rusia. Acá está el principio de todo.

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