Estuvo muy cerca Verónica Cepede de ser la primera paraguaya cuartofinalista en un Grand Slam. Su ilusión terminó una ronda antes, tal como le había sucedido a su compatriota Rossana de los Ríos hace 17 años. Sin embargo, la 97ª del ranking estuvo muy cerca de hacer historia y la tuvo contra las cuerdas nada menos que a la poderosa checa Karolina Pliskova, la segunda favorita del torneo, finalista de Flushing Meadows en 2016 y, por si eso fuera poco, una de las dos tenistas -junto a la rumana Simona Halep- que sigue en carrera por el número 1 del mundo (se lo asegurará si gana el título) que por ahora que le pertenece a la alemana Angelique Kerber.
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Cepede, que en su camino hacia su presentación en la Suzanne Lenglen había dejado afuera del torneo a la checa Lucie Safarova, finalista en 2015, y a la rusa Pavlyuchenkova en su primera victoria ante una top 20 y que antes de llegar a Bois de Boulogne sólo había jugado seis partidos ante adversarias ubicadas dentro de las 50 mejores tenistas del mundo, se fue del estadio con una ovación enorme pero con la amargura grande de estar convencida de que pudo haber sido otro el resultado final que finalmente se concretó con el 2-6, 6-3 y 6-4. Es que las chances las tuvo en dos games del tercer set: cuando quedó 3-2 y 40-15 con el saque de Pliskova y cuando estuvo 4-3 y también tuvo un break point con el servicio de su adversaria. Pero no pudo ser.
-Ahora un poco más relajada, ¿cuál es el balance que hacés?
-Sigo sin estar contenta con el resultado final, pero fue un buen torneo para mí. Jugué contra la 3 del mundo a la par y no se la hice fácil. Yo creo que de estos partidos se aprende para seguir mejorando.
-Aquí fuiste una isla en el tenis sudamericano femenino. ¿Cuál es tu lectura?
-Hay algunas chicas que se están prendiendo en el ranking. Está la brasileña Haddad, que está cerca del puesto 100, y Duque Marino, con la que lamentablemente me tuve que enfrentar. Después hay muchas argentinas. No es fácil para nosotras entrar a una cancha y luchar.
Algunas camisetas de la Selección paraguaya saludaron su adiós de Roland Garros. La expectativa que se había creado en su país era grande. Tan grande como el corazón que ella dejó en el polvo de ladrillo parisino.
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