En el Día Internacional de Nelson Mandela recordamos al ex presidente sudafricano que logró lo impensado gracias a la afición que generó con un deporte como el rugby.
El ex mandatario reconcilió a un país al borde de la guerra civil; Madiba usó el mayor emblema de la minoría blanca racista: los Springboks, selección nacional de rugby que triunfó ante la invencible Nueva Zelanda en la Final de aquel histórico certamen.
Por su parte, el reconocido periodista inglés John Carlin, quien fue corresponsal en Sudáfrica de Mandela, escribió un libro sobre del mítico partido de rugby que se transformó en un hito político en la transición de ese país –El Factor Humano (Invictus), Seix Barral, 2009–, capturó el momento exacto en el que el mandatario consiguió firmar la paz entre las dos principales castas que dividían violentamente a su nación.
"En pleno césped, ante 62 mil espectadores presentes en las gradas y una audiencia global estimada de mil 500 millones de personas, un espigado y frágil anciano negro saluda sonriente a un descomunal joven blanco, rubio y de ojos claros, que se asoma a los 2 metros de altura y supera los 100 kilos de peso", describió en su texto el columnista del Corner Inglés, en el Diario El País, haciendo referencia al momento en el que Mandela brindó la mano al capitán del combinado blanco sudafricano, François Pienaar.
En el recuerdo quedó aquel momento en la cancha del Ellis Park, de Johannesburgo. A más de 22 años de distancia, pero lo que vino después, todo en beneficio de la sociedad sudafricana, así como la intachable imagen que dejó como legado Nelson Mandela, se rememorarán cada vez que los Springboks salten al terreno de juego que, por cierto, ya cuentan con dos campeonatos del mundo a nivel de selecciones (1995 y 2007).