*Para tantos amigos profesionales que se baten semana con semana para alcanzar la victoria.
Existe un número de circunstancias de por qué el golf no es un deporte popular en nuestro país. No tenemos prácticamente ningún campo público en las grandes ciudades en donde niños y jóvenes puedan practicar esta actividad a un costo razonable, los campos con accesibilidad al público, por lo general, se sitúan en destinos turísticos donde quienes lo practican son, en su mayoría, turistas dispuestos a pagar precios muy altos por jugar, y aunado a todo esto, el equipo con el que se juega no es barato.
A través de los años, México no ha contado con transmisiones televisivas recurrentes de los grandes torneos internacionales.
La irregularidad e intermitencia con la que en los últimos años se han llevado a cabo las giras profesionales en México, abona a que el golf no sea, ni de cerca, un deporte al que la gran mayoría de los mexicanos volteen a ver (afortunadamente este año arrancó de nuevo la gira profesional mexicana después de varios años de su cancelación).
Aun así, creo que es muy importante hacer un ejercicio en el cual se analicen las características de un golfista profesional mexicano, así como la aportación que pueden darle a nuestro país.
Un golfista profesional es, en primer lugar y por definición, un hombre o una mujer excesivamente disciplinado; la mayoría de éstos pasan horas en los campos de práctica de sol a sol, hasta que literalmente las manos les sangran de golpear a la pelota.
Tradicionalmente nos figurábamos al golfista como una persona mayor y pasado de peso, y el golf no era considerado más que una actividad social, no como un deporte. Esto cambió de manera drástica en los últimos años. Hoy en día, el profesional es un atleta de alto rendimiento, obligado a pasar horas en el gimnasio y a adecuar un régimen alimenticio a su estilo de juego.
Jugar un torneo profesional es física y mentalmente muy desgastante, considerando que un torneo toma prácticamente toda la semana, incluyendo las rondas de práctica, pro-am y los cuatro días de juego. Aproximadamente, un profesional promedio, juega torneos durante treinta semanas al año. Esto habla de la fortaleza psicológica que un jugador debe tener.
Probablemente, más que en cualquier otro deporte, el golf es un reto constante con uno mismo, un encuentro permanente con el intelecto, con sus miedos y virtudes; es la escenificación de cómo un hombre se comportará a través de su vida fuera del campo de juego.
Una ronda de golf puede durar hasta 5 horas y durante todo este tiempo, una infinidad de sentimientos cruzan por la cabeza del jugador; es en este momento, cuando la inteligencia emocional se hará presente y pondrá a prueba al profesional.
No me viene a la mente ningún deporte en el que, en su ámbito profesional, el juez sea uno mismo. En el golf, cada jugador determina de manera independiente la aplicación del reglamento y solo si hay duda, un juez de reglas asistirá la decisión.
Una de las ventajas del golf profesional es que es una carrera larga. Existen categorías de veteranos que pagan muy bien, y al ser una actividad que no implica contacto físico, el desgaste través de los años, a diferencia de otros deportes como futbol, boxeo, tenis y otros hacen que un jugador profesional tenga una poscarrera mucho más cómoda y prolífica.
Honestidad, valentía, paciencia, prudencia, humildad ante la victoria, coraje ante la derrota, respeto por sus colegas, admiración y cariño por su lugar de trabajo, son algunos de los atributos que un profesional del golf debe tener para ser un ganador indiscutible, un campeón.
Y a todo esto yo me pregunto, ¿cuántos de ellos necesitaría México para ser un mejor país?
José Miguel Bejos *Promotor de la Gira Mexicana de Golf
Twitter @pepemiguelb