Es para el deporte ecuatoriano la más triste noticia del 2017 que ya termina: falleció ayer en California el héroe deportivo nacional Francisco Segura Cano. La información ha regado de detalles todos los diarios y espacios de radio y televisión del mundo entero, porque Segura alcanzó dimensiones universales por su carrera tenística, tan original en sus inicios y tan llena de triunfos que lo convirtieron en leyenda.
En su niñez nadie pensó que ese pequeño delgadito como una guaba de bejuco, de piernas chuecas, de familia de escasos recursos económicos, llegaría a ser uno de los tenistas más admirados de la historia en un deporte caro y de privilegios aristocráticos. Su padre, Domingo Segura, fue contratado como guardián del Guayaquil Tenis Club cuando esta entidad tenía como sede social una casa de caña y unas cuantas canchas de cemento en la calle 5 de Junio, cerca del río Guayas.
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Viendo jugar a los socios nació su pasión deportiva e inició sus prácticas con una raqueta abandonada por vieja e inútil. Pancho la compuso y la encordó pidiendo que le regalaran las cuerdas que ya no servían. Empezó también así su primer oficio: encordador.
Boleando ante un frontón aprendió sin maestros los movimientos del juego. Después lo usaron de pasabolas y más tarde como sparring. Así lo encontró una tarde de 1935, cuando Pancho tenía 16 años, el célebre periodista Francisco Rodríguez Garzón, quien publicó un reportaje en la revista Semana Gráfica que nos tocó descubrir 30 años después. Allí apareció Segura en una foto, con una raqueta en la mano y unos zapatos muy grandes que le habían prestado. Años después, los medios de todos los continentes le dedicarían largas crónicas.
En 1936 pasó por nuestra ciudad J. G. Bloum, campeón de la Zona del Canal, y pidió a sus amigos facilidades para entrenar. Lo llevaron al Tenis Club y dispusieron que Segura lo auxiliara. Frente a un gigante, el esmirriado aprendiz fue una tromba y venció en dos sets. Bloum mostró su asombro no solo por la calidad del chiquillo, sino también por su original drive a dos manos.
En 1938 se iba a realizar un selectivo para los I Juegos Bolivarianos. Segura no podía representar al Tenis Club porque no era –ni podía ser– socio y se necesitaba que los inscritos estuvieran afiliados a una federación provincial. Segura eligió a Liga Deportiva Estudiantil, que fue su primer club. En el torneo celebrado en Quito arrasó a sus rivales y en los Bolivarianos de Bogotá obtuvo la medalla de oro venciendo al colombiano Jorge Combariza.
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Un año después fue al Sudamericano de Montevideo, donde provocó otra vez asombro al tal punto de ser llamado el Segador Implacable, por su golpe a dos manos. Llegó a la final para derrotar al mejor tenista de esta parte del continente: el argentino Lucilo del Castillo. Este lo invitó a Buenos Aires, donde Segura ganó todos sus partidos, y luego siguió a Chile, de donde volvió invicto de su gira.
En Montevideo lo vio jugar el periodista Manuel Laverde, del diario La Prensa de Nueva York, quien publicó varios artículos poniendo de relieve la clase de nuestro tenista. Laverde habló de él con Elwood Cooke, brillante tenista millonario que vino a Guayaquil en 1940 y constató la verdad de lo que decía el periodista. Con ayuda de varios socios Segura viajó a Estados Unidos, donde, a poco tiempo de llegado, logró ubicarse entre los mejores.
En esta nota es imposible detallar todos los triunfos de Segura, pero no podemos omitir su paso al profesionalismo en 1948 uniéndose a la tropa que comandaba Jack Kramer (Segura tiene “el mejor golpe en la historia del tenis”, decía este). En ese año y al siguiente fue campeón del mundo en dobles con Kramer, y en 1954 y 1958, en pareja con Pancho González.
En 1950 logró su primer título mundial en singles en Forest Hill al vencer a Frank Kovacs, tras eliminar a Jack Kramer y Willy van Horn. En el Skating Club, de Cleveland, nadie creía lo que veía: Segura ganaba 8-6 el tercer set. En el cuarto, Kovacs se acalambró y Segura pidió que se lo dejara descansar. El juego se reanudó, pero Kovacs volvió a caer. Lo llevaron al camerino y de allí volvió el juez, Ned Brown, para anunciar el retiro del californiano y proclamar a Segura campeón mundial profesional.
Este Diario dijo: “Francisco Segura, el gran jugador de tenis de Ecuador, ayer logró su definitiva consagración al ganar el campeonato profesional de EE.UU., que equivale al campeonato del mundo. Segura, de 28 años, venció a Frank Kovacs después de un reñido match 6-4, 1-6, 8-6, 4-4. El ecuatoriano alcanzó su apogeo manteniendo a Kovacs en la defensiva con sus poderosos golpes con ambas manos. Su logro profesional se premió con $ 1.500”.
En 1951 su víctima en las finales fue Pancho González, uno de los gigantes del tenis. Tal vez su mayor victoria fue la de 1957 cuando Pancho tenía ya 36 años, diez más que González, y al tenis profesional habían llegado los australianos Lew Hoad y Ken Rosewall con pronósticos de barrida en el circuito. Nadie pudo con nuestro compatriota, coronado sin perder un set.
Cuando Pancho Segura se retiró oficialmente, a los 47 años, se convirtió en entrenador del Beverly Hills Tennis Club, donde formó a un astro como Jimmy Connors y era el instructor preferido de estrellas de cine como Ava Gardner, Charlton Heston, Burt Reynolds, Dean Martin, William Holden, Lauren Bacall, Barbara Streisand, por citar unos pocos nombres.
En 1984 fue elevado al Salón de la Fama del Tenis Mundial, un honor jamás alcanzado por deportista tricolor alguno y un pasaporte a la inmortalidad. Un mensaje de la Asociación de Tenistas Profesionales dijo en esa ocasión: “Su habilidad, espíritu y entusiasmo ayudaron al tenis profesional a sobrevivir sus días más oscuros. Como tenista hay pocos que lo igualen. Como jugador es un virtuoso. Como hombre es el amigo de todos quienes aman este juego”.
Que descanse en paz Pancho Segura, gloria y orgullo de toda la ecuatorianidad. (D)
En mi generación, cualquiera que estuviera metido en el tenis diría: ¡Ahí va Pancho Segura! No genera sino el mayor respeto su actitud hacia el tenis, sus habilidades como entrenador y, en general, todo lo que representa... No creo que nadie supiera más del juego
Jimmy Connors,
Extenista de EE.UU. a quien Pancho Segura entrenó