De ruck en ruck, el australiano David Pocock hace 'poco' honor a su apellido y representa mucho para la selección australiana de rugby, que el sábado juega la final del Mundial de rugby contra Nueva Zelanda, siendo uno de sus hombre claves.
No es casualidad que la recuperación en la escena internacional de los Wallabies coincida con la vuelta de Pocock, que ha pasado más tiempo en reeducación que jugando estos dos últimos años.
Víctima de dos graves lesiones en una rodilla en 2013 y en 2014, Pocock (27 años, 54 partidos internacionales) solo volvió a vestir la camiseta amarilla de su selección en junio, más de dos años y medió después de su anterior aparición el 1 de diciembre de 2012.
"Todo eso es pasado ahora", afirma el tercera línea, uno de los aspirantes al título de mejor jugador del torneo.
El domingo frente a Argentina en semifinales, Pocock destacó de nuevo en los breakdowns y también en los tackles (14).
"Es un jugador que tiene mucho talento", afirma el seleccionador Michael Cheika, que no dudó en llamarlo para el Mundial, reposicionándolo en la tercera línea, al lado de Michael Hooper, otro talento de perfil similar.
"SIEMPRE REGULAR"
"En una tercera línea, David puede jugar de 6, 7, 8", señala Cheika. "Es un jugador inteligente ya que no ha actuado mucho cono número ocho, pero se ha adaptado bien. Ha comprendido las especificidades del puesto, sobre todo detrás del scrum, manteniendo sus calidades de flanker."
Esta reconversión estratégica suscitó la admiración de todos los observadores, como el emblemático antiguo segunda línea de los Wallabies, John Eales.
"Hay que ser valiente para jugar en ese puesto y todavía más valiente jugar en ese puesto como David lo hace. Va al combate todo el tiempo", declaró a la televisión australiana Fox el domingo, tras haber visto a Pocock (1,87 m, 115 kg) con la cara bañada en sangre en el primer período.
Nacido en Zimbabue, emigró a Australia con sus padres hace trece años destaca en los rucks, como testifican los 14 balones que ha recuperado en esa fase del juego en la competición, lo que le coloca líder en la clasificación de 'pescadores'.
"Siempre es regular, con el mismo nivel semana tras semana", afirma Cheika. "Es alguien importante para nuestro equipo ya que arrastra a todo el mundo hacia adelante".
Su impacto en el juego de los Wallabies es tal que el antiguo centro y capitán de los Wallabies, Stirling Mortlock, afirmó la semana pasada que sin Pocock, Australia no estaría luchando por el título.
GRAN PERSONALIDAD
"Cuando juega, es el mejor de la competición", afirma, en referencia a las dotes defensivas y ofensivas del jugador, que logró dos tries frente a Fiyi en fase de grupos.
La influencia de Pocock no se limita al terreno. Capitán interino de los Wallabies antes de sus lesiones, es uno de los líderes en el Mundial.
"Es una gran persona", señala el capitán Stephen Moore, que juega con Pocock en los Brumbies, el equipo de Canberra. "Se habla sobre todo del jugador de rugby, pero fuera del terreno es también alguien especial. Nos aporta mucho en la vida de todos los jugadores", indica.
Comprometido en diferentes causas, como la protección del medioambiente y los derechos de los homosexuales, Pocock es efectivamente una personalidad rica y compleja que aporta mucho en la vida diaria de los Wallabies.
"Es un buen jugador y un buen ciudadano al mismo tiempo. Es el tipo de líder con el que tienes ganas de construir un equipo", señala Eales.
AFP